Silvia Mansilla, gestora del proyecto, dijo que en este proceso de aprendizaje participaron 20 personas que conocieron cómo manejar 36 cultivos distintos, entre frutas, plantas medicinales, hortalizas, granos y tubérculos; productos no tradicionales en ese departamento.
“Tratamos de que los asistentes tengan más opciones de cultivos y aprovechen las tierras de este lugar, ya que por carecer de conocimientos y técnicas adecuadas solo se dedican a cultivar café, pero a partir de hoy podrán sembrar variedad de hortalizas como rábano, cilantro, remolacha, cebolla, lechuga, repollo, ayote, chile, pepino, pericón, albahaca, y otros”, refirió Mansilla.
Nuevas opciones
Heidy Ovalle Urrutia, del proyecto, indicó que para que los campesinos salieran bien preparados utilizaron 16 semanas, e inicialmente recibieron temas teóricos de agricultura, preparados botánicos y orgánicos, compuestos naturales para el control de plagas y enfermedades, que fueron llevados a la práctica.
“Consideramos que de esta manera los agricultores manejarán bien la tierra y sus cultivos de manera ecológica, por lo que no tendrán que invertir sus recursos en la compra de abonos y pesticidas”, indicó Urrutia.
Hania Fuentes, presidenta del comité agrícola de San Andrés Ozuna, relató que pondrán a prueba estas nuevas técnicas de cultivo en su localidad, ya que la mayoría de pobladores cuenta con parcelas, pero no las utiliza como es debido.
“Esta capacitación servirá para orientar a más agricultores, y estos trasladen estas técnicas, para continuar con la promoción de cultivos no tradicionales en la región”, dijo Fuentes.
Marco Antonio Méndez, participante, expuso que el poco desarrollo agrario que hay en su pueblo ha causado que los habitantes estén inmersos en la pobreza, ya que la mayoría se dedica únicamente al corte de café, y los ingresos económicos son inferiores a los Q800 al mes.
Gloria González, otra beneficiaria, indicó que en esa comunidad agraria hay más de 300 familias y cada una tiene unas 48 cuerdas de terreno, las cuales permanecían en el abandono debido a que no se contaba con procesos y conocimientos adecuados de cultivo.
Édgar López, participante, refirió que para cerrar este ciclo de aprendizaje, el grupo viajó un día a las instalaciones del Icta de Chimaltenango, donde conocieron procesos agroindustriales de la preparación de jabón, champú, mermeladas, leche de soya, chiles en escabeche, tamales de soya y chipilín.
“Esto servirá de mucho en nuestra comunidad, pues obtuvimos un diploma que nos certifica por haber concluido el curso”, expuso López.
El reto de los agricultores, tras haber participado en el curso, es integrar una cooperativa que promueva el desarrollo de sus familias y de su comunidad.