Salud y Familia

Estudio revela que la obesidad puede aumentar el riesgo de padecer alzhéimer

Reducir grasa visceral con dieta, ejercicio y cambios en el estilo de vida disminuye el riesgo de Alzheimer.

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La grasa visceral puede influir en el desarrollo temprano del Alzheimer al desencadenar procesos patológicos silenciosos. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Un reciente estudio científico realizado en Estados Unidos reveló una posible conexión entre la obesidad, específicamente la grasa visceral, y el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

La investigación, presentada en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA) en 2024, sugiere que la acumulación de esta grasa profunda, ubicada en el abdomen y que rodea los órganos internos, podría influir en el desarrollo temprano de la enfermedad neurodegenerativa, incluso antes de la aparición de síntomas cognitivos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es una epidemia global, y se estima que dentro de 10 años más de la mitad de la población mundial la padecerá.

Este estudio resalta la creciente preocupación por la obesidad como un factor de riesgo para diversas enfermedades crónicas, incluida la demencia.

La acumulación de grasa visceral, especialmente en la mediana edad, parece jugar un papel clave en la aparición de enfermedades como el Alzheimer, al desencadenar procesos patológicos que se desarrollan durante años sin ser detectados.

De acuerdo con los expertos, la obesidad, especialmente la grasa abdominal, podría afectar el flujo sanguíneo cerebral, lo que agravaría los cambios cerebrales tempranos asociados con el Alzheimer.

Un factor de riesgo silencioso

La investigación, liderada por los doctores Mahsa Dolatshahi y Cyrus A. Raji, analizó a 80 personas de entre 40 y 50 años, en su mayoría obesas, y reveló que los niveles elevados de grasa visceral se correlacionan con un incremento de las proteínas beta amiloide y tau en el cerebro.

Estas proteínas son marcadores tempranos del Alzheimer, ya que forman placas y ovillos que interfieren con la comunicación entre las células cerebrales, contribuyendo al deterioro cognitivo.

La obesidad, definida en este estudio por un índice de masa corporal (IMC) superior a 30, se asocia con inflamación sistémica. Sin embargo, la grasa visceral es metabólicamente más activa y dañina que la grasa subcutánea, que se encuentra debajo de la piel.

Esta grasa profunda no solo provoca inflamación en el cuerpo, sino que también parece influir directamente en el cerebro, exacerbando el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Según Raji, cuanto mayor es la cantidad de grasa visceral, mayor es la inflamación y, por ende, el riesgo de daño cerebral.

Primer plano de la RMN del cerebro, el médico estudia y analiza los resultados del estudio y el diagnóstico. Imagen por resonancia magnética de mano y dedo en primer plano
Niveles elevados de grasa visceral están asociados con más proteínas beta amiloide y tau, marcadores del Alzheimer. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

El impacto de la grasa visceral en el cerebro

El estudio utilizó tecnología avanzada como resonancias magnéticas (RM) y tomografías por emisión de positrones (PET) para observar la relación entre la grasa visceral y la acumulación de proteínas amiloide y tau en los cerebros de los participantes.

Los resultados mostraron que los niveles elevados de grasa visceral se asociaban con un aumento de estas proteínas patológicas, incluso en personas cognitivamente saludables, mucho antes de que los síntomas de Alzheimer fueran evidentes.

Además, el estudio señaló que la obesidad visceral podría contribuir a la atrofia cerebral, un proceso que implica la pérdida de masa cerebral, especialmente en áreas clave para la memoria, como el hipocampo. Esta atrofia es otro biomarcador temprano del Alzheimer.

¿Cómo prevenir la obesidad?

Los investigadores enfatizan que una intervención temprana es crucial para prevenir el Alzheimer.

La reducción de la grasa visceral, mediante cambios en el estilo de vida como la pérdida de peso, el ejercicio regular y una dieta balanceada, podría ser fundamental para disminuir el riesgo de desarrollar la enfermedad.

La investigadora Mahsa Dolatshahi destacó que este hallazgo abre la puerta a futuras intervenciones farmacológicas para reducir la grasa abdominal, pero también subrayó la importancia de las modificaciones en el estilo de vida.

El neurólogo preventivo Dr. Richard Isaacson sugiere que, además de perder peso, es fundamental centrarse en la composición corporal.

Atractiva pareja de ancianos sonrientes trabajando juntos en la cocina de casa preparando verduras disfrutando de una comida saludable.
Controlar factores metabólicos como la resistencia a la insulina con una buena alimentación también puede ser la clave para prevenir enfermedades neurodegenerativas. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

La actividad física regular, especialmente el ejercicio aeróbico moderado y el entrenamiento de fuerza, puede ayudar a reducir la grasa visceral, mejorar la salud metabólica y fortalecer el cerebro.

Realizar caminatas rápidas durante al menos 45 a 60 minutos, dos o tres veces por semana, y añadir ejercicios de fuerza puede ser una estrategia efectiva para mejorar la salud cerebral y reducir el riesgo de Alzheimer.

Además, es crucial controlar factores metabólicos asociados con la obesidad, como la resistencia a la insulina y los niveles elevados de colesterol, los cuales también están directamente relacionados con la acumulación de proteínas amiloide y tau.

ESCRITO POR:
Belinda S. Martínez
Periodista de Prensa Libre del área de bienestar y cultura.

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