Roubik, que recientemente ha compartido el descubrimiento de la nueva especie con la comunidad científica a través de publicaciones especializadas, lleva décadas estudiando las abejas en el trópico.
El entomólogo hizo sus primeros hallazgos en 1979, pero no fue hasta 30 años después que sus estudios tomaron otro giro, cuando sus investigaciones lo llevaron a indagar sobre el origen de estas abejas encontradas en las dos islas del Pacífico panameño, pero no en tierra firme.
“El mero descubrimiento no es gran cosa. Hay muchas especies por descubrir en cualquier lado, pero el tratar de explicar su origen fue lo que me motivó a estudiar más profundamente todo lo que se sabía de animales, plantas y también de geología en la región”, señaló el científico estadounidense a Acan-Efe.
Roubik explicó que sus investigaciones en Coiba no sólo lo llevaron a encontrar gran abundancia de este tipo de abeja, bautizada Melipona insularis, sino también del árbol llamado Nazareno, también existente en tierra firme en la península de Azuero y en Darién, en Panamá, así como en la península de Osa, en Costa Rica.
Adujo que las áreas mencionadas están localizadas en lo que se conoce como la microplaca tectónica de Panamá, donde hace unos 20 millones de años, en el Mioceno, hubo un trozo de tierra firme que se hundió en una gran porción debajo de lo que es hoy el istmo.
Añadió que algunas partes quedaron unidas a tierra firme, formando las penínsulas de Azuero y de Osa y lo que hoy es la isla de Coiba, y otras aún mantienen parte de la flora y la fauna que es muy común de Darién y de Centroamérica.
En el caso de la abeja Melipona insularis, explicó que sus orígenes son de América del Sur, en concreto de la Amazonía, y que su población cruzó América Central y se estableció en México, también aproximadamente hace 20 millones de años.
Destacó que estos datos echan por tierra la tesis de que el istmo centroamericano surgió hace unos tres millones y medio de años, como tradicionalmente se ha creído, aunque también podría existir una explicación para apoyar esta teoría.
El investigador señaló que el geólogo colombiano Hermann Duque Caro en un escrito en 1990 afirmó que en el Mioceno hubo un istmo que desapareció, pero hace unos tres millones de años surgió otro.
La nueva teoría también es apoyada por estudios paleontológicos efectuados en el marco de la ampliación del Canal de Panamá, por parte de los científicos colombianos Camilo Montes y Carlos Jaramillo, y por el estadounidense David Farris.
Después de tres años de estudios, los investigadores del STRI plantearon que las placas tectónicas de las Américas colisionaron cerca de la frontera entre Panamá y Colombia, lo que hizo que el istmo emergiera hace unos 22 millones de años, antes incluso de que se creara la capa de hielo del Ártico.
Las exploraciones permitieron localizar restos de un árbol fosilizado de unos 18 millones de años y de fósiles de plantas y animales que provienen de Sudamérica, que establecen una nueva edad del surgimiento del istmo.
David Roubik añadió que prepara un trabajo que habla sobre el grupo de abejas descubierto en Panamá, del cual aún no ha encontrado un nido.
“Siento que las abejas están anidando en los árboles más grandes de Coiba y La Ranchería, unos nísperos de aproximadamente dos metros de diámetro y que alcanzan los 50 metros de altura, en unos lugares muy difíciles de explorar”, explicó.