Según el portal www.innatia.com, existen dos formas en que los seres humanos manifiestan su molestia pero no son las más adecuadas. La primera es manifestarla de manera violenta y la segunda, tomarlo de manera sumisa. Por eso, es importante aprender a expresarlo de la mejor manera a través de lo que se llama “una queja constructiva”.
Un adulto tiene que aprender a expresar su descontento en el momento en que se produce el desequilibrio, controlando sus impulsos primarios, y tratando de actuar con diplomacia, desapegado, sin comprometerse emocionalmente con los resultados, tratando de no provocar agresividad en el otro, proponiendo alternativas, negociando, abriendo paso al diálogo, sin obstruir el canal de comunicación con una pelea.
Antes de hacerlo, hay que tener claro cuál es la queja que se desea plantear. Es decir, ¿de qué me quiero quejar? Cuando ya se tiene claro el problema, se debe elegir el momento adecuado para exponerle a la otra persona. Es importante estar tranquilo y que haya pasado el calor producido por la rabia.
También se debe escoger un lugar que favorezca la comunicación, donde no haya ruidos u otras personas que interfieran en la comunicación.
Es importante describir la molestia de la forma más detallada y objetiva posible. En ese sentido no se debe comunicar atropelladamente los sentimientos o andar con rodeos al momento de exponer los problemas.
Después es importante expresarse sobre la situación y explicar cuál hubiera sido la mejor manera de evitar estos problemas. Es importante comunicarse con la otra persona desde el sentido personal y no atribuirle la entera culpa.
Expresar la rabia de la mejor manera es enfocarse en cómo los problemas afectaron la personalidad individual, pero al momento de exponerlo se hace con el fin de lograr un beneficio mutuo, ya sea entre relaciones de pareja, padres e hijos, compañeros de trabajo, entre otras relaciones personales.