Todas recibieron tratamiento similar a cuando dieron en al realidad el “sí, quiero” , con maquillaje y peluquería exclusiva para la ocasión, y fueron conducidas a los principales puntos turísticos de la capital, como el parque Ibirapuera y la Avenida Paulista, para posar ante fotógrafos profesionales.
“No hay mujer que no guste de vestir de novia”, contó exultante Mara Bastos, de 36 años, que pretende renovar los votos con su marido en una capilla en Las Vegas, Estados Unidos.
“Me encanta vestirme de novia”, destacó al precisar que ajustó y cortó el vestido color marfil que llevó al altar 17 años atrás para adaptarlo a la temperatura primaveral de Sao Paulo.
Para Andrea Reis, de 45 años, el desfile es una gran oportunidad para celebrar la institución del matrimonio.
Reis se casó dos veces con el mismo marido por civil. “Después de dos años separados, me di cuenta que es el hombre de mi vida. Todavía sueño con casarme por Iglesia”, contó sosteniendo con fuerza su ramo de flores.
Luego de tomarse algunas imágenes con fotógrafos profesionales en el parque Ibirapuera como telón de fondo, las novias cerraron su desfile sobre la Avenida Paulista, donde finalmente arrojaron el ramo de flores a los curiosos que se agolpaban allí para ojear los glamorosos vestidos.