El esqueleto fosilizado más completo y más voluminoso de un tiranosaurio rex del que se tenga conocimiento fue encontrado en Dakota del Sur en 1990.
Según el estudio publicado el miércoles, el reptil pesaba al menos nueve toneladas, es decir un 30% más de lo calculado hasta ahora y medía 3,5 m de alto y 13 m, de largo desde la cabeza hasta la cola.
“Sabíamos que era grande pero un incremento de un 30% en su peso es algo inesperado”, destacó Peter Makovicky, conservador de dinosaurios en el Museo Field, que además es uno de los principales autores de la publicación estadounidense especializada en ciencia PLoS One.
Contrariamente a los métodos empleados hasta ahora, la nueva fórmula utiliza esqueletos fosilizados ensamblados y armados para predecir, mediante modelos informáticos, la masa corporal de estos dinosaurios bípedos, que desaparecieron hace 65 millones de años.
Las estimaciones precedentes se basaban en modelos que tomaban en cuenta solamente a los esqueletos, lo que puede ampliar errores mínimos, ya sea sobre las extrapolaciones a partir de animales vivos pero dotados de cuerpos muy diferentes, explicaron los expertos.
Este nuevo enfoque también tiene en cuenta tres modelos que consideran tres tipos de dinosaurios: los bien alimentados, los desnutridos y los obesos, según las variaciones inherentes a la naturaleza.
“Esto permite evitar elegir un resultado de forma arbitraria y de disponer de resultados eventuales”, precisó Karl Bates, de la universidad de Liverpool, en Gran Bretaña, que también participó en estos resultados.
Además, los científicos descubrieron que los tiranosaurios experimentaban un crecimiento dos veces más rápido que lo que se pensaba hasta ahora, estimando que sumaban hasta 1.790 kg por año durante el periodo de desarrollo.
Este crecimiento rápido, hasta llegar a un tamaño gigantesco, se logró en detrimento de su capacidad de desplazarse rápidamente y de agilidad, destacaron los autores del estudio.
Al crecer, su torso se alargaba y se volvía más pesado, mientras que sus extremidades permanecían relativamente cortas y ligeras, desplazando el centro de gravedad hacia adelante.