El truco más simple y eficaz para que no tengas que darte un atracón de cepillo y fregona es intentar mantener las distintas estancias en perfecto estado el mayor tiempo posible exigiendo para ello la colaboración de cada uno de los miembros de la familia. Si se consigue que cada uno (niños incluidos) sea responsable de lo que usa (y ensucia) se verá como el funcionamiento de la casa mejorará notablemente.
Tras esta premisa, evidente pero no siempre fácil de cumplir, llevar a cabo una limpieza efectiva y duradera requiere dos actuaciones previas:
•Un plan de acción. Sea cual sea tu estilo de vida, debes determinar el tiempo que dedicas a la limpieza (de lo contrario no pararás), estableciendo las tareas básicas de mantenimiento y los días “a fondo” para cada una de las dependencias.
•Contar con productos y herramientas adecuadas para cada superficie y trabajo. Madera, cristal, azulejos… cada material requiere un tratamiento específico que garantizará su buen estado y hará que permanezca impoluto un mayor número de días.
Limpieza duradera
Mobiliario. Una capa de polvo en los muebles del salón da impresión de abandono y suciedad. Para retrasar su aparición recuerda ventilar la estancia antes de proceder a la limpieza y pasar la aspiradora (o el cepillo de goma) unos minutos después, de manera que el polvo que hayas eliminado y pueda haber caído en el suelo, no vuelva a depositarse en los muebles.
Utiliza, además, un producto limpiador específico que contenga repelente del polvo y dificulte su acumulación. Un truco efectivo para hacer desaparecer los surcos de vasos o platos que afean, por ejemplo, esa mesa baja del salón es frotarlos con un tapón de corcho. Las marcas serán historia a los pocos minutos.
Cristales y espejos. Son difíciles de limpiar y se ensucian con muchísima facilidad. Para mantenerlos perfectos durante más tiempo prueba a añadir un poco de vinagre en el agua que utilizas y termina de secarlos con papel de periódico, verás cómo relucen durante días.
Cuadros y adornos. Algo tan simple como un plumero es el útil perfecto para eliminar con un solo movimiento el polvo de los cuadros y otros detalles que puedan decorar las paredes. En cuanto a las figuritas que nunca faltan en las estanterías y mesitas auxiliares, resultan bastante “engorrosas” y la mejor manera de limpiarlas en profundidad es sumergirlas en agua templada con un poco de jabón (lavavajillas) durante unos minutos. Sécalas con cuidado y vuelve a colocarlas, lucirán impecables durante semanas.
Azulejos. Omnipresentes en cocina y baños, son básicos para conseguir la sensación de limpieza en estas estancias que son las que se ensucian con mayor facilidad. Prueba a dejarlos brillantes por más tiempo utilizando una mezcla de agua, amoniaco y alcohol de quemar (en proporciones iguales). Con una bayeta húmeda empapada en esta solución se dejará como espejos casi sin esfuerzo.
Bañeras, sanitarios y lavabos. Utiliza siempre productos específicos que contengan antical para evitar las manchas que afean los muebles del baño. No olvides los apliques y la grifería. Para eliminar esas manchas amarillentas que a veces se instalan en la bañera dándoles un aspecto viejo y descuidado, añade una cucharada de bicarbonato al agua del aclarado, quedará como nueva por mucho tiempo.
Armarios y dormitorios. El problema de estas habitaciones más que la limpieza, suele ser el orden. Un armario con compartimentos específicos para cada tipo de ropa, zapatos, bolsos etc, ayudará a que los dormitorios resulten muy sencillos de arreglar. No dudes en adquirir las cajas, cajoneras, o bolsas de tela que necesites. Resultan fundamentales para mantener cada cosa en su lugar y ahorrarte horas de trabajo.
Puertas interiores. Son las grandes olvidadas y una puerta sucia, con marcas de dedos (inevitable con niños), desluce cualquier intento de mantener la casa en perfecto estado de revista. Para que duren más tiempo impecables, límpialas primero con una solución jabonosa para madera, sécalas cuidadosamente y, a continuación aplica algún producto abrillantador que te permita, en caso de aparecer una nueva mancha, limpiarla con una simple gamuza.
Cocina. Por regla general es la estancia más difícil de mantener “presentable” por el problema de la grasa que se desprende con la elaboración de las comidas. Después del “zafarrancho” general, te dará pena volver a cocinar por temor a la suciedad, pero si sigues estos consejos verás cómo te dura limpia más tiempo.
1.Cuando cocines, utiliza un mismo recipiente para todos los desperdicios (un plato, la propia bandeja desechable en la que vienen algunos alimentos, etc) lo recogerás todo en un momento.
2.Limpia la vitro o los quemadores en cuanto puedas (una vez fríos pero sin que dé tiempo a que la grasa se quede pegada).
3.El papel de cocina es un buen amigo, indispensable para recoger cualquier líquido derramado antes de que se desparrame por toda la cocina.
4.Pasa una bayeta húmeda con unas gotas de lavavajillas por la zona de trabajo (encimera y azulejos más cercanos a los fuegos). Tardarás escasos segundos y conseguirás que parezca que aquí “no ha pasado nada”.