Esta petición es similar a la que ya realizaron el pasado febrero, cuando las autoridades de Alabama utilizaron por primera vez esta técnica para ejecutar al preso Kenneth Eugene Smith, condenado a muerte desde hace más de tres décadas por asesinato.
Según los expertos, Smith “tardó más de 20 minutos en morir y se retorció y convulsionó en la camilla” tras ser obligado a respirar únicamente nitrógeno, lo que privó a su cerebro y resto de tejidos de oxígeno, ocasionando su muerte.
Nueve meses más tarde y ante la ejecución inminente mediante hipoxia de nitrógeno del reo Carey Grayson, han reiterado su llamamiento para que se prohíba urgentemente este método de ejecución, el cual, advirtieron, “puede equivaler a un trato cruel, inhumano o degradante, o incluso a tortura“.
“Insistimos en que la prohibición de la tortura o de las penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes es absoluta, nunca aceptable y no depende de alternativas“, añadieron los expertos en un comunicado.
El caso de Grayson, quien padeció un trastorno bipolar en su juventud, evidencia también la “falta de asistencia letrada efectiva”, así como de adaptaciones procesales que garanticen un juicio justo en causas penales contra personas con discapacidad intelectual y psicosocial, según los expertos.
Además, denunciaron que los acusados que impugnan este método alegando que puede constituir un trato inhumano o degradante en Estados Unidos, necesitan demostrar que disponen de un método alternativo de ejecución.
Según los expertos, otros estados de Estados Unidos también se estarían planteando introducir la hipoxia de nitrógeno como método de ejecución para presos condenados a muerte.