Agentes de la Policía contaron que Molina tenía un balazo en el tórax, del lado del corazón y señales de tortura.
Inés Méndez, esposa de la víctima, contó que este era albañil y que había salido de su casa ubicada en aldea El Corozo y que nunca le comentó que tuviera amenazas de muerte.
Investigadores de la Policía suponen que el móvil del crimen fue un ajuste de cuentas por problemas personales, y que la víctima fue ejecutada en otro lugar y luego lanzado desde un vehículo en marcha.