Para Brahimi, Siria no tiene más opción que el “infierno o el proceso político”, por lo que instó a la comunidad internacional a que trabaje incansablemente para encontrar una solución negociada.
Lavrov, por su parte, considera que todavía hay posibilidad de una solución política.
“El conflicto está empeorando. Pero coincidimos en que hay la posibilidad de una solución política”, dijo Lavrov en una conferencia de prensa conjunta en Moscú con Brahimi.
Los analistas consideran que Rusia, la única potencia mundial que sigue manteniendo estrechos lazos con el régimen de Damasco, ha dado un giro en las últimas semanas ante la evidencia de que las posibilidades de supervivencia política de Asad son cada vez más escasas.
No obstante, Lavrov reconoció que Asad se sigue aferrando al poder.
Asad “repite tanto en público como en privado que no tiene previsto irse, que va a permanecer en su puesto”, recordó antes de admitir que “no parece posible que cambie su posición”.
Brahimi advirtió por su parte que la crisis humanitaria en Siria se agravará en caso de que la capital Damasco se convierta en un campo de batalla.
“Si la alternativa es el infierno o el proceso político, todos tenemos que trabajar incansablemente a favor del proceso político”, dijo Brahimi.
La visita de Brahimi coincide con una creciente actividad diplomática en Moscú, como demuestra la inusual visita, esta semana, del vicecanciller sirio y de un diplomático egipcio de alto rango a la capital rusa.