Cultura
Museo de la Merced: Un recinto con más de tres décadas que resguarda historia, religión y arte de Guatemala
La parroquia Nuestra Señora de las Mercedes es un lugar que mantiene tradiciones y un ejemplo de cómo es posible el rescate y restauración de los tesoros arquitectónicos y piezas que forman parte de la cultura religiosa guatemalteca.
Imagen del recuerdo de Jesús de la Merced en su procesión de La Reseña recorre las calles de la zona 1 para recordar que él es el Patrón Jurado de la Ciudad de Guatemala. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)
El convento y la iglesia de Nuestra Señora de Las Mercedes conservan las tradiciones católicas y constituyen un ejemplo del rescate, mantenimiento y restauración de los tesoros arquitectónicos y piezas religiosas que forman parte de la cultura guatemalteca.
Al lado del majestuoso templo de La Merced en la 11 avenida y 4a. calle, zona 1, se localiza la entrada al Museo Arquidiocesano, un espacio acogedor, cuyo recorrido invita a conocer la historia de Guatemala. El rescate y restauración ha sido posible gracias al apoyo de un grupo de profesionales, entidades y personas que han donado y hecho posible que este proyecto iniciado hace ya, más de tres décadas se consolide y siga adelante.
El lugar ha tenido diferentes exposiciones y eventos en estos últimos años, ahí se exhiben muebles, pinturas, esculturas, piezas de orfebrería, fotografías y otros objetos que constituyen un muestrario de aspectos históricos, religiosos y artísticos. Actualmente, los visitantes tienen la oportunidad de observar piezas que pertenecen al Palacio Arzobispal y a la Rectoría de San Francisco. Estos incluyen distintas épocas, a partir de 1795.
El museo, en el área conventual, exhibe piezas que requieren un rescate inminente. Entre ellas, una escultura de la Virgen de Dolores del año 1851, un óleo del Sagrado Corazón de Jesús, así como una alegoría de la Inmaculada Concepción del siglo XVIII.
El templo de La Merced es uno de los mejores recintos en donde pueda observarse pinturas, retablos e imágenes coloniales de estilo barroco, arte representativa de la imaginería colonial guatemalteca. Esta información puede ampliarse en el Tesoro de La Merced libro editado en 1997.
Templo con historia
La Merced se comenzó a construir en 1778, se terminó a principios del siglo XIX, y se consagró el 30 de enero de 1813. En 1829 el general Francisco Morazán decreta la expulsión del arzobispo fray Ramón Casaus y Torres y de las Órdenes religiosas. Dos décadas después en 1851, retornan los sacerdotes jesuitas a Guatemala y a solicitud de los ciudadanos civiles y eclesiásticos, se les otorga el convento mercedario. Asimismo, el arzobispo Francisco de Paula García Peláez les confía a los jesuitas el Colegio Seminario o Colegio Tridentino.
Un año más tarde el Papa Pío IX, por Decreto Pontificio y a requerimiento del presidente de la República Rafael Carrera, concede a los sacerdotes de la Compañía de Jesús el uso del templo y del convento de La Merced. Sin embargo, en 1872, el gobierno del general Justo Rufino Barrios de nuevo expulsa a las Órdenes religiosas del país y emite el Decreto No. 64, por medio del cual expropia los bienes de la Iglesia, incluyendo el convento de la Merced. En esa oportunidad, para cada iglesia se definió una parroquia que el gobierno ayudaría a sostener, no obstante, las construcciones anexas, es decir, los conventos desaparecerían paulatinamente y pasarían a manos privadas o se destinarían a uso público. En el caso de La Merced, el antiguo convento se convirtió en una estación de policía.
El libro El Tesoro de la Merced, que editó la historiadora Ana María Urruela de Quezada, explica que tales medidas afectaron en una falta de clero, “según el informe de las órdenes religiosas disueltas, en el momento de la expulsión había 91 miembros, de los cuales 41 permanecieron en el país y aceptaron la secularización. Éstos, más los 139 clérigos seculares (sacerdotes católicos no sujetos a votos religiosos), un total de 180, eran los únicos sacerdotes en todo el país. Este número era insuficiente para atender a una población de un millón medio, de los cuales el 95% eran católicos”. Lo anterior provocó, además, que la iglesia dependiera de sacerdotes extranjeros.
Los terremotos de 1917 y 1918 también causaron grandes problemas en la estructura del templo cuya restauración se inició en 1924 y terminó en 1931.
Dos décadas después, en 1950 los jesuitas recuperaron el templo de La Merced que, en 1970 fue considerado Monumento Nacional de la época hispánica y republicana. Una arquitectura neoclásica en su exterior y barroca en su decoración interior.
Desafortunadamente, el terremoto de San Gilberto, en 1976, le ocasionó nuevos daños.
En 1980 el Ministerio de Comunicaciones, bajo la Dirección de Obras Públicas, restauró el muro frontal que se había derrumbado y las bóvedas de las criptas. El Instituto de Antropología e Historia restauró los campanarios con modificaciones. En 1982 se realizó una nueva restauración a cargo del ingeniero Jorge Baechli.
Urruela de Quezada comenta que otra fecha a destacar es 1999, cuando el gobierno de la República otorgó a la Iglesia en usufructo (derecho a disfrutar bienes ajenos con la obligación de conservarlos) un área del claustro; en octubre de 2006 otra área del mismo en donde antes funcionó una cárcel y el hospitalito de la Policía.
En equipo
De estas últimas fechas en adelante es importante mencionar que se ha tenido un trabajo constante de restauración efectuado por la Asociación Amigos de La Merced, entidad no lucrativa, cuya finalidad es colaborar con la Arquidiócesis de la Nueva Guatemala de la Asunción y con el Instituto Religioso Jesuita a cargo de la parroquia Nuestra Señora de las Mercedes, en la conservación y salvaguarda del inmueble y de todos los bienes artísticos y religiosos que lo integran. Esta labor se ha extendido hacia otros templos citadinos y fuera de la capital.
La Asociación de Amigos de La Merced surgió en 1996 cuando el reverendo Jorge Toruño S. J., entonces párroco de La Merced, invitó a Urruela de Quezada a realizar una investigación del templo y su patrimonio. Cuatro años más tarde, después de publicar el estudio El tesoro de La Merced, el cual se convirtió en un libro, se consideró oportuno solicitar la colaboración de otras personas y se conformó esta asociación en la que participan Urruela de Quezada, el párroco en funciones, el párroco de Catedral, José Luis Colmenares, así como Luis Móvil Beltetón, Arturo Zepeda (QEPD), Leonor de Minondo, Fernando José Quezada Toruño, Lucrecia Arzú de Toriello, Cristina Falla de Echeverría y Jorge Montes Córdova. Hoy día también colaboran Alfredo Rosal, Santiago Tizón, Mirella Beverini, Guillermo Aguirre y Roberto Andreu.
“Toruño vivía preocupado por la iglesia...parece fácil contarlo, pero pasamos por mucho y recibimos esto en un estado lamentable”, agrega Urruela de Quezada, actual presidenta de la asociación.
Entre los proyectos más destacados de este grupo están el rescate del templo, así como la instalación del museo que se abrió al público en febrero de 2009.
Las diferentes obras que emprende la Asociación tienen el aval de las autoridades religiosas y de otras entidades involucradas en los procesos. Parte de las restauraciones fue recuperar la fuente y el patio cuyo nivel original y los vestigios antiguos de la fuente se encontraron al derribar las construcciones modernas del antiguo hospitalito. Al no contar con los planos originales de la fuente, la Asociación Amigos de La Merced y el Consejo Consultivo del Centro Histórico, organizaron un concurso a nivel nacional e internacional para su diseño. Previamente, el arqueólogo Juan Carlos Ramírez, del Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales Inmuebles, Decorbic, descubrió los vestigios de la base, punto de partida para la dimensión de esta.
El arquitecto Guillermo Antonio Aguirre García, obtuvo el primer premio en el concurso. En su propuesta, en los laterales, se observan los escudos mercedarios y jesuitas y una decoración que imita la fachada de la iglesia de La Compañía de Jesús en La Antigua Guatemala.
Aguirre García también ha sido un elemento importante en otros rescates, por ejemplo, en la portería. Este espacio, junto al templo, se utilizaba para dar la bienvenida a los visitantes y familiares de los sacerdotes mercedarios y, además, se proporcionaba apoyo a los indigentes. Hoy esa portería es posible visitarla.
Los planos fueron hechos por Aguirre García, quien propuso una construcción en hierro separada de los muros para respetar y mostrar las paredes originales. Para su consolidación se llevó a cabo una investigación arqueológica e histórica debido a que se carece de los planos originales del edificio.
Se logró rescatar el volumen de la altura original y el segundo nivel se remató con una bóveda y habilitó ese nivel como un área de exposiciones temporales y una vista del atrio del templo.
Más trabajo
La Asociación logró el apoyo de British Extension Services Overseas (Beso) cuyos expertos ingleses contribuyeron en la reparación del órgano del templo y se inició la restauración del de la catedral de La Antigua Guatemala.
En 2002, con el órgano restaurando, el francés Pierre Pincemaille ofreció un concierto para la inauguración del órgano ya restaurado. Pincemaille ganó los premios de armonía, contrapunto, fuga, órgano e improvisación del Conservatorio Nacional Superior de Música de París. También obtuvo galardones internacionales en los concursos de Lyon, Beauvais, Estrasburgo, Montbrison y Chartres, en Francia. En 1987 ganó por oposición el puesto de titular del órgano de la Basílica-Catedral de Saint-Denis en París.
Una de las últimas restauraciones llevadas a cabo en 2016 fue la habilitación de un área administrativa y la instalación de un futuro taller de restauración.
Los gobiernos posteriores no han hecho ninguna erogación para continuar los trabajos. En cambio, la Municipalidad de Guatemala apoya con personal para ciertos trabajos con cuadrillas de operarios y también con un aporte económico, pero no es suficiente para todas las necesidades y planes. La carencia de fondos para su mantenimiento y cambio continuo de exhibiciones obliga a alquilar el lugar para bodas y diferentes eventos sociales y culturales.
Los miembros de la organización que trabajan ad honorem comentan que parte de su servicio también ha sido el orientar a otros proyectos para lograr el rescate de edificaciones y piezas. “Es un servicio no remunerado, pero que permite una realización personal donde regresamos algo de lo que somos a nuestro país”, comenta Santiago Tizón, miembro de la junta directiva de Amigos de La Merced.
El grupo se reúne con regularidad para mantener activos los proyectos.
Es de mencionar otro logro sumamente importante del grupo que ha consistido en la recuperación de piezas robadas, gracias al registro de fotografías y detalles que se tiene de cada pieza de este y de otras iglesias. Elregistro se ha llevado a cabo bajo la direcciòno y colaboración de la Oficina de Registro de Bienes Muebles e Inmuebles de la Dirección General del Patrimonio (IDAEH).
Una escuela y otros sueños
Desde la primera intervención se planteó la necesidad de hacer del conjunto conventual un centro cultural, museo y escuela de restauración de bienes muebles, en especial orientado a la difusión del patrimonio histórico y artístico de la Iglesia católica en Guatemala.
Para esto último se ha investigado la posibilidad del uso de los espacios y se ha definido el área que puede usarse. Se realizó una investigación documental a solicitud de Decorbic y una investigación arquitectónica desarrollada por esta entidad y se desarrolló con la colaboración del Instituto Italiano de Cultura.
Necesidades actuales
El museo y proyecto en general siempre tiene necesidades financieras para lograr su mantenimiento y se tienen planes de expansión que no se han logrado construir.
Entre los pendientes están desde hacer una nueva edición de El Tesoro de La Merced hasta instalar un taller permanente de restauración, capacitación y resguardo de los bienes muebles.
A la fecha, se ha incluido la construcción del espacio en la fase dos de la reconstrucción del área conventual de La Merced.
Otro objetivo es instaurar la carrera de restauración de bienes muebles e inmuebles en alguna universidad privada del país.
También instalar una fototeca para el resguardo de transparencias, fotos y otros. Además, de continuar con publicaciones de obras y folletos ilustrativos de arte e historia colonial religiosa.
Dentro de las necesidades se encuentra construir una bodega para resguardo de textiles. “Lo único que se ha hecho es resguardarlos de un mayor deterioro. Un ejemplo respectivo es el trabajo que ya se hizo para los textiles de la Catedral, gracias a las monjas de la Orden de Nuestra Señora de Los Dolores “Bethania”, quienes trabajaron bajo la dirección y supervisión de expertas del Museo Ixchel, agrega Urruela de Quezada.
Estas son solo algunos de los planes que se están gestando entre los profesionales que buscan que las propuestas crezcan a todo nivel y se conozca -cada vez más- el patrimonio histórico que se guardan dentro de los templos católicos.
Jesús de la Merced
Entre las imágenes que tienen un lugar prominente en la escultura guatemalteca, en la devoción y en la tradición popular es la de Jesús Nazareno de la Merced. La obra pertenece a Mateo Zuñiga, tallada en 1654.
El libro Encuentro histórico con Jesús de la Merced, de Miguel Álvarez Arévalo, cronista de la ciudad, explica que desde que se colocó a la veneración pública el 27 de marzo de 1655, motivó a los fieles a mandar a hacer réplicas suyas, lo cual consta en el libro de su cofradía. Esto debió extenderse a otras hermandades, ya que se encuentran otros nazarenos similares al mercedario, por ejemplo, el del templo de Nuestra Señora del Carmen y el de la iglesia de la Inmaculada Concepción de Ciudad Vieja, en ciudad de Guatemala. “El parecido es notable con el señor de la Merced. No obstante, esto no es una razón para pensar que sean obras de Zúñiga”, explica el autor.
El licenciado José Carlos Flores León y el doctor Arturo Zepeda Aldana editaron también el libro El Patrón Jurado, háblanos del Tiempo que fue, en el cual el licenciado Flores aporta un rico material fotográfico y el doctor Zepeda el contenido escrito de diferentes facetas de la imagen, especialmente desde los ángulos artístico e histórico, todo, gracias a sus experiencias personales.
Horarios de atención
El Museo La Merced y Centro Cultural Arquidiocesano Padre Jorge Toruño Lizarralde, s.j., se encuentra ubicado en la 11 Avenida 4-49, zona 1. Está abierto de lunes a viernes, de 8 a 16 horas y sábado con previa cita. El ingreso tiene un valor de Q20. Si se requiere un recorrido guiado o un horario especial puede solicitarse. Para patrocinar la restauración de una obra comuníquese con los Amigos de La Merced, al teléfono 2230-1589,o escriba a museodelamerced@gmail.com.