Punto de encuentro

Con Trump presidente, se viene el tercer round

La amenaza se cierne para las marchitas democracias de la región.

Las publicaciones en redes sociales de Rafael Curruchiche, actual jefe de la Feci —la otrora fiscalía de lucha contra la impunidad del MP—, además de dar pena ajena son más que reveladoras. Está claro que desde Gerona hace meses que vienen trabajando en la ruta a seguir, una vez se instale de nuevo en la Casa Blanca Donald Trump.

Ya no es deshacerse de una comisión internacional, sino de un gobierno democráticamente electo.

Por supuesto que no es una estrategia aislada de la Fiscalía General, ahí convergen los intereses y “aportes” de todos los socios del Pacto. Basta recordar el millonario lobby que desplegaron en la época de Jimmy Morales y el derroche de recursos encaminados a neutralizar el apoyo de los Estados Unidos a la Cicig, hasta lograr el cierre de la comisión internacional. Las baterías se enfilaron entonces en contra del hoy ministro de Defensa de Colombia, Iván Velásquez, y del embajador norteamericano en Guatemala, Todd Robinson.

Pero el cabildeo por sí mismo no fue lo decisivo, aunque sí constituyó una parte importante de la “operación”. Fueron las decisiones del gobierno de Morales de trasladar la embajada de Guatemala a Jerusalén y la firma del acuerdo de “tercer país seguro” lo que movió la aguja, tomando en cuenta la política transaccional que caracterizó la primera presidencia del magnate y que seguramente será el sello de su próxima administración.

Hoy su objetivo ya no es deshacerse de una comisión internacional, sino de un gobierno democráticamente electo y esos son “otros cien pesos”. Además, al Pacto le falta una pieza clave: no controla el Ejecutivo y eso le quita margen de maniobra en materia de política exterior. Sin embargo, pondrán toda “la carne el asador” —que es mucha— para intentar que el nuevo gobierno estadounidense se haga de la “vista gorda” —y si no ayuda, que no estorbe— ante los embates judiciales que se vendrán en contra del presidente Arévalo, la vice Herrera, su gabinete, los diputados y su partido. Será el tercer round luego del Golpe que no lograron concretar en el 2023 y de la toma de posesión que, aunque estuvieron cerca, tampoco pudieron evitar.

Les será complicado que les compren la idea de un Arévalo como ‘demonio izquierdista’ que amenaza a los Estados Unidos y a la región, aunque no van a dejar de bombardear —en público y en privado— con la narrativa de la agenda “globalista” y la “ideología de género”, que bien saben utilizar. Un punto clave será el tema migratorio y la “cintura” que tenga el presidente para manejarlo sin traicionar a los millones de guatemaltecos/as migrantes en los Estados Unidos y sin acceder a reavivar el acuerdo de tercer país seguro, que no es otra cosa que convertir a Guatemala en una cárcel a cielo abierto de migrantes. En parte, ahí estriba la “venta” que puedan hacer de la necesidad de un “cambio” en el gobierno guatemalteco para que Trump pueda cumplir una de sus principales promesas de campaña.

En los otros temas neurálgicos como el combate al narcotráfico, la relación con China e incluso, aunque entristezca admitirlo, el posicionamiento respecto del gobierno de Israel y el genocidio que está cometiendo en Gaza, no veo a la administración Arévalo teniendo mayores problemas. Además, desde que resultó ganador en el balotaje, él y sus asesores fueron audaces construyendo en Washington una red de relaciones con figuras relevantes en el partido Republicano que, a la hora de la verdad, podrían pesar. Veremos. Aunque las aguas de la diplomacia son en las que mejor navega el gobernante guatemalteco, al nuevo presidente de los EE. UU. eso le pesa muy poco.

Ni hablar de la amenaza que se cierne para las marchitas democracias de la región el que un personaje como él vuelva al despacho oval. Solo miremos cómo celebran quienes encarnan los autoritarismos, la persecución judicial arbitraria, la desigualdad, los discursos de odio y la desinformación.

ESCRITO POR:
Marielos Monzón
Periodista y comunicadora social. Conductora de radio y televisión. Coordinadora general de los Ciclos de Actualización para Periodistas (CAP). Fundadora de la Red Centroamericana de Periodistas e integrante del colectivo No Nos Callarán.