El legado

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

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Sin duda, el político más exitoso de nuestra historia, no ha podido ser superado. Alfonso Portillo llegó a corromper el gobierno con un discurso populista que sedujo al electorado. Óscar Berger pasó sin pena ni gloria. Álvaro Colom fue la eterna “víctima”. Nunca dejó de quejarse y tiene el dudoso honor de haber dejado el endeudamiento público más alto de nuestra historia; amén de la corrupción rampante.

Le toca al presidente Pérez. Es cierto que la tiene más difícil; pero su experiencia debería servirle de algo. Lamentablemente se rodeó de asesores que lo están encaminando a un legado desastroso. El capital político con el que llegó lo despilfarró en aumentos de impuestos, cambios a la Constitución, conflictos con el sector privado por la ley de desarrollo rural y escándalos de corrupción. No fue un buen año. El ritmo actual de crecimiento económico no nos sacará de la pobreza.

Guatemala nunca podrá ser comparada con país alguno. Tenemos problemas muy particulares. Sin embargo, no está de más ver cómo otras naciones han tenido logros importantes a pesar de también tener serios problemas. Perú es uno de ellos. Sin los abundantes recursos naturales de Venezuela, Brasil o Colombia, ha logrado mantener una tasa de crecimiento impresionante. Con Fujimori, cada peruano producía US$4,500 de riqueza en 1990; casi lo mismo que un guatemalteco en esa época. Dos décadas después, luego de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanda Umala, al 2011 esa cifra casi se ha duplicado para los peruanos mientras que, para los chapines, ha crecido tan solo en 20%.

Perú no es Guatemala y Otto Pérez no es ninguno de los presidentes peruanos. Sin embargo, el ejemplo de Perú es interesante para ver cómo, cuando existe el liderazgo correcto y consistente, las cosas pueden cambiar para bien. No es imposible lograr lo que Perú, como nación, ha logrado. Sin embargo, para ello, el presidente Pérez debe entender que debe ser parte de la solución y no parte del problema. Debe resistir la tentación de caer en la seducción populista para trabajar, con seriedad, en lograr el ambiente de estabilidad y seguridad física, jurídica y económica como pre-requisito al desarrollo.

Independientemente de nuestra preferencia política, no nos conviene tener otro gobernante fracasado. Pero ello dependerá de que el presidente logre recapacitar y rectificar el rumbo en el 2013. Ahora que todo su equipo renuncie, es el momento ideal para rodearse de gente que pueda ayudarle a replicar el fenómeno de Perú en Guatemala. De él depende…

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