“Una elite de literatos aspiró al premio Nobel de literatura” se leía en un periódico, y en otro: “Una élite de literatos aspiró al Nóbel…”. El primer título estaba bien, el segundo no, aunque se puede decir “elite” o “élite”, pero Nobel no se tilda. A una persona, que habla varios idiomas se le llama “polígloto, poligloto, políglota o poliglota” y se usa más con el morfema de género “a”: “Tasso era un poliglota”, aunque no sería incorrecto llamarlo “polígloto” o “poligloto”. Si usted va a un restaurante puede pedir que le lleven un “robalo” o un “róbalo”. Ambas formas son correctas. Pero pida uno asado a las “brasas” y no a las “brazas”, como estaba escrito en el menú de una “churrasquería” (suramericanismo). Si usted lee: “ceviches” de pescado, de camarón u otros mariscos, igualmente puede escribirse: “cebiche, sebiche y seviche”. Aclaro que en el último DRAE del 2001 esos cuatro términos tienen entrada, pero en el buscador por Internet, no, seguramente porque ya están registrados en el Diccionario de americanismos que todos los hispanohablantes deberíamos poseer para entendernos a cabalidad.
Hace pocos días leí en un diario, que no es Prensa Libre, pues aquí los columnistas, correctores y reporteros escriben bien, que a una pobre señora embarazada muerta en un accidente de esos que provocan los conductores estúpidos que se creen los dueños de calles y carreteras, le habían hecho una “cesaria” para salvar al hijo. ¡Por Dios, señores, se escribe “cesárea”! También sigo leyendo “accesar” en lugar de “acceder, entrar”, y esa no es falta de ortografía, sino de conocimiento del español.
De nuevo insisto en que muchas personas están cayendo en “queísmo”, y dicen: “Tengo la idea que… me percato que”, en vez de “tengo la idea de que… me percato de que”.