Aunque la masa de esta estrella en formación es apenas del 20 por ciento de la del Sol, actualmente desprende el triple de energía, algo que John Tobin, del citado observatorio, considera premonitorio.
“Es posible que la protoestrella pueda crecer hasta alcanzar el tamaño del Sol”, explicó a Efe Tobin, uno de los autores del descubrimiento.
La L1527, como se denomina a esta protoestrella, es la más joven que permite observar la tecnología actual, que ha mejorado mucho su resolución.
Estos avances han permitido además que en esta ocasión se haya descubierto un disco en rotación alrededor de la estrella, lo que ha emocionado a los investigadores.
“La presencia del disco significa que todo el material que actualmente rodea a la protoestrella -una densa nube de polvo y gases- está en órbita alrededor de ella, de la misma forma que los planetas giran alrededor del Sol”, indicó Tobin.
Este movimiento permite que, en caso de que este material continúe en órbita durante el tiempo necesario, se puedan crear planetas.
“Por el momento no sabemos si se están formando planetas en el disco, puede que sea demasiado pronto para eso, pero esperamos que ocurra en un futuro”, confió el astrónomo.
El disco tiene un diámetro de 150 UA (unidad astronómica que corresponde a la distancia entre el Sol y la Tierra), por lo que podría albergar a un número de planetas muy superior al del Sistema Solar.
El equipo de investigadores estima que la protoestrella tiene unos 300.000 años, algo irrisorio comparado con la edad del Sol, que tiene una edad de 4 mil 650 millones de años aproximadamente.
“La L1527 puede enseñarnos más sobre la velocidad a la que este tipo de estrellas crecen, y pese a que es pequeña, aún tiene un largo camino por recorrer”, destacó Tobin.
Cuanto mayor sea la masa de una protoestrella más rápida es su evolución, porque genera un mayor campo gravitatorio, y los elementos que atrae hacia sí son los que provocan su crecimiento.