Los resultados sorprendieron a los investigadores, que originalmente exploraban el impacto del desayuno y el almuerzo en la concentración de los escolares.
“Los resultados mostraron que tomar el desayuno y el almuerzo tiene un impacto, pero no mucho en comparación con el ejercicio”, dijo a la AFP Niels Egelund, coautor del estudio.
En el estudio, hecho sobre una muestra de 19 mil 527 alumnos de entre cinco y 19 años, los participantes tuvieron que consignar sus hábitos deportivos y fueron sometidos a exámenes básicos de concentración.