El estudio lo encabezó Jon-Kar Zubieta, de la Universidad de Michigan (UM) quien ha analizando el “efecto placebo“, y Marta Peciña, graduada de la Universidad de Navarra, que es ahora investigadora psiquiátrica en la UM.
Los investigadores demostraron que no se trata solo de que la mente le diga que el medicamento funciona o no. Los químicos analgésicos de su propio cerebro quizá responden realmente al dolor de manera distinta según la personalidad.
Por primera vez, las conclusiones de este estudio vinculan rasgos de personalidad específicos y establecidos con la susceptibilidad de un individuo al efecto placebo de un analgésico falso.
Las conclusiones muestran que casi una cuarta parte de la respuesta al placebo se explica por los rasgos de personalidad como la capacidad para recuperarse de las adversidades, el temperamento directo, el altruismo, la ira y hostilidad.
Otros rasgos de personalidad, no obstante, no aparecen vinculados con la respuesta al placebo. Los nuevos resultados provienen de unas pocas docenas de voluntarios sanos, de manera que el experimento deberá repetirse con grupos más numerosos y diversos para que se confirmen esos resultados.
“Si se confirman estas conclusiones podrían ayudar a los investigadores que estudian medicamentos nuevos y otros tratamientos, un área donde las respuestas de placebo pueden, realmente, confundir los resultados impidiendo que se determine con claridad si la terapia real está funcionando“, señaló el artículo.