“Fue uno de los artistas que luchó por poner en alto el nombre de Guatemala, logró que la gente apreciara el valor de la marimba”, aseguró su hijo César Gálvez Salazar. Como un madrugador innato, lo describió su hijo. “Se levantaba temprano y lo hacía con su música; en ocasiones se despertaba de madrugada y empezaba a tocar marimba y a componer canciones”, recuerda.
Al funeral, del que muchos consideran el maestro de maestros, acudieron colegas de grupos como Alma Tuneca, Los Internacionales Conejos, Teclas Morenas, Sonora Ideal, Los Francos, entre otros.
“Lo consideramos uno de los grandes maestros porque nos abrió las puertas. Yo entré a la India Maya en 1975, junto con el conocido Fidel Funes, y de él aprendí todo sobre la música”, dice Jorge Luis de León, quien estuvo en la orquesta Checha y su India Maya Caballero.
Si la música y composiciones de canciones como En la cumbre, Me voy me voy, El vendedor de periódicos, Las tostadas y Papá tenías razón, tuvieron auge en el público guatemalteco, se debió a que siempre se mantuvo fiel a su línea musical y a su amor a la marimba.
“Su marimba siempre fue intocable”, explica Felipe Chirrín Ecuté, integrante de India Maya Caballero. “En el escenario siempre irradió energía. Incluso en nuestro último concierto estuvo muy alegre, ahora sabemos que fue su manera de despedirse: con esa alegría que siempre lo caracterizó”, expresó.
Para Víctor Ávila, Toruno, director de la Orquesta Alma Tuneca, Checha fue un impulsor de la música popular y una mano dispuesta a ayudar a los nuevos talentos. “Siempre le daba su lugar a todos los grupos, pero también tenía su lema de tocar música para alegría de la gente”, dice su amigo.
“Fue un líder de las marimbas, y ahora nos queda continuar con ese legado, para que él esté satisfecho. Estoy seguro que Checha ahora pertenece a una orquesta de grandes músicos con quienes tocan melodías en el cielo”, dijo Miguel Ángel Díaz, de la marimba orquesta La Soberana (Gallito).