Máximo Xoco Yol, de 90 años, aun sigue rindiendo tributo a sus seres queridos. En el cementerio Dos tiene a sus hijos y esposa, además de sus padres, y año con año desde hace más de 15 llega de madrugada.
“No importa si llueve o hay frío, lo importante es recibir a las ánimas que nos visitan, que vienen desde el más allá para acompañarnos para estas fechas, algo que dejaré de hacer hasta que el Creador me preste la vida”, afirmó, mientras hacía rezos y colocaba incienso en las tumbas.
Al igual que don Máximo, centenares de familias acudieron con pino, hoja de plátano y flores para adornar las tumbas, además de llevar mandarinas, naranjas, ayote, güisquil y otros alimentos que comparten con sus familias al pie de las tumbas.
La tradición es que este día se inicia a colocar las candelas que acompañan el camino a las ánimas al regresar a su tierra.
Según la creencia, ellos visitan las casas donde vivieron en vida, por eso es que en los hogares se acostumbra a realizar altares donde están las imágenes de los familiares que fallecieron para que vean que son recibidos, ahí también se les coloca los alimentos que en vida disfrutaron, afirma Antonio López, vecino del municipio.