Eran las 22.30 horas cuando dos sujetos que se conducían en una motocicleta llegaron a la casa de Vides Carranza. Uno de ellos forzó la puerta y le disparó a su víctima mientras dormía, relató María Elba Díaz, esposa y madre de dos de los ultimados.
Afirmó que cuando escucharon los primeros disparos, sus familiares les gritaron que se escondieran bajo la cama, por lo que salieron a ver qué ocurría, pero fueron recibidos a balazos.
Los Bomberos Voluntarios encontraron en el lugar de la masacre los cadáveres de tres hombres que fueron ultimados mientras dormían.
Presenciaron crimen
Uno de los sobrevivientes narró a los investigadores de la Policía que el sábado último sus familiares retornaban de sus labores agrícolas, en una melonera, y para acortar el camino decidieron tomar una vereda. En este lugar vieron que unos hombres golpeaban a otro y creyeron que se trataba de una riña.
El martes por la mañana fue encontrado en ese lugar el cadáver de un joven, por lo que los hondureños dedujeron que se trataba del hombre a quien aquellos individuos golpeaban.
Ahora los sobrevivientes de la masacre están convencidos de que fueron atacados por las mismas personas que mataron al joven, para eliminar a los testigos.
Sin embargo, estas declaraciones contrastan con la versión oficial.
Gerson Oliva, director de la Policía, dijo: “La información que tenemos es que un mayordomo de la finca Paraíso iba saliendo del inmueble, y en el camino hombres que se transportaban en dos motos le interceptaron el paso y le dispararon. La víctima alcanzó a defenderse y mató a uno de los sicarios. Se presume que el móvil del hecho fue una cuestión personal; fue un ataque directo”.
Añadió que preliminarmente se estableció que las personas ultimadas eran finqueros, posiblemente extranjeros, vinculados con el crimen transnacional.
