Estas se cortan en forma recta y luego se suavizan los bordes con una lima. Si no hay una lima, se puede usar el papel de lija.
Masajear las uñas con el dedo pulgar, también beneficiará la circulación en la sangre y favorecerá el crecimiento.
Una infusión de manzanilla, con una cucharadita de glicerina y aceite de almendra, ayuda a que la cutícula se fortalezca.
La humectación periódica de las uñas hace que estas no sean quebradizas o débiles.