A contraluz

Deplorable atención a adultos mayores en el IGSS

El IGSS ofrece buena cara a los empresarios, pero un pésimo servicio a los pacientes.

Recientemente, el IGSS dio a conocer la inauguración de la Clínica de empresa No. 100 para beneficiar a patronos y trabajadores con la reducción de tiempo de consultas. Se anunció con bombos y platillos que se disminuirá el tiempo de consulta, con atención oportuna y personalizada. También promociona las Clínicas corporativas, dirigidas a grupos de empresas, para reducir el tiempo en que los empleados van a consulta. Es indudable que estos cambios son un avance importante en la atención a los afiliados. Sin embargo, más pareciera un lavado de cara del IGSS frente a los empresarios, mientras el trato al resto de pacientes continúa siendo pésimo. Esto ocurre, sobre todo, con quienes van al Centro de Atención Médica Integral para Pensionados (Camip), que reciben un servicio deficiente, como si los adultos mayores no importaran.

Los capitalinos sufren la incapacidad de la municipalidad para resolver el problema de tránsito urbano.

Conozco el caso de un paciente de 77 años  que es atendido en el Camip 3, Zunil,  y quien padece de problemas de próstata, dolores y retención de orina. Los muy atentos médicos del IGSS le dieron cita para seguir su tratamiento hasta la tercera semana de octubre de 2025, o sea más de un año entre una consulta y otra. Como muy bien dice el paciente, quién sabe si para esa fecha todavía esté vivo. Por ello, su familia va a tener que pagar consulta privada para atender a este adulto mayor, ya que el IGSS no tiene la sensibilidad que sí parece tener con su lavada de cara con los empresarios. ¿Este es un caso excepcional? No, miles de pacientes afrontan este deplorable trato, que demuestra que la salud de los pacientes no es lo principal de esta institución. Si hablamos de una nueva primavera, esta también tendría que pasar por la atención a los pacientes en el IGSS, principalmente los adultos mayores.

Pésima gestión del tránsito capitalino

¿Cuántas horas se pierden en el intrincado tránsito de la ciudad de Guatemala? Sea que usted vaya en transporte colectivo o vehículo particular serán más de cuatro horas diarias. Antes se hablaba de horas pico y la necesidad de eludirlas para llegar a buena hora al trabajo o al estudio. Hoy día, los capitalinos se enfrentan al embotellamiento a toda hora, ya sea por el alto número de vehículos, un accidente, la tardanza del Ministerio Público en atender la escena de un crimen, la estrechez de las calles o la mala gestión del tránsito por parte de la PMT. Según la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), hasta enero de este año, a nivel nacional, había cinco millones 317 mil 224 vehículos. En comparación con el 2023, hubo un aumento de 50 mil 381 unidades. Solo en el área metropolitana circulan dos millones 634 mil 922 automotores.

El constante incremento vehicular es un serio problema para una ciudad donde la infraestructura no está a la altura de las necesidades. Pero si algo es cierto es que las personas hacen esfuerzos para comprar un vehículo propio, debido al pésimo servicio de transporte colectivo, que implica sufrir aglomeraciones en buses destartalados y padecer robos a mano armada. Desde hace más de 30 años, la capital es administrada por el mismo partido, anteriormente era el PAN; ahora se llama Unionista, pero el problema sigue siendo el mismo: su incapacidad para solucionar el problema de tránsito. Lejos de resolver los embotellamientos, los agentes de la PMT se han convertido en máquinas para multar a automovilistas con faltas inventadas, con el objetivo de aumentar los ingresos de Tu Muni. Esta administración ha sido incapaz de proporcionar un transporte colectivo de calidad, mientras que las obras de infraestructura no resuelven los problemas de fondo y solo maquillan una desastrosa gestión municipal.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.