Alternativas
Cuando la falta de agallas nos lleva a la ineptitud
¡El cambio que anhelamos está en nosotros!
El tráfico en la capital es una pesadilla. Un traslado de apenas 15 km desde CAES representa 2.30 horas o más por la mañana. y casi igual para el regreso. ¿Por qué no tenemos mejores vías de comunicación? Por la falta de agallas de nuestras autoridades gubernamentales y municipales. Prefieren mantenerse en su zona de confort, en vez de atender con prioridad los problemas futuros. Cuando estos llegan, es una catástrofe, sin que nadie asuma su responsabilidad. La inacción de nuestras autoridades resulta en una ineptitud que perjudica a la población.
El problema del tráfico tiene dos causas: el incremento del número de vehículos y la baja capacidad de las calles para absorberlo. En las ciudades previsoras, las municipalidades realizan expropiaciones y amplían las calles a medida que se incrementa el número de vehículos para mantener la fluidez del tráfico. En Guatemala no sucede así y la pasividad de MuniGuate ha resultado en desesperantes congestionamientos diarios donde las distancias ya no se miden en kilómetros, sino en horas. El problema no es nuevo, se veía desde la primera administración de Álvaro Arzú. Sin embargo, ni él ni su sucesor hicieron algo al respecto. Prefirieron evitarse problemas con la obligada expropiación, imposibilitando la construcción de corredores de circulación rápida. Se dedicaron a un doctorado en MPET (Mientras Pasa El Tiempo) y dejaron que el problema se complicara hasta hacerse imposible.
Ahora promueven soluciones cosméticas como los semáforos inteligentes y el aerómetro. Todo parece muy bonito, pero ¿cómo atacan estas soluciones las dos causas del problema? Los semáforos no darán paso si la cuadra siguiente está congestionada. El aerómetro necesita ser una red que cubra toda la ciudad y sus alrededores. Además, para reducir drásticamente el número de vehículos circulando, deberá contar con inmensos estacionamientos seguros en todas sus estaciones. Solo así los automovilistas podrán dejar sus autos y trasladarse a cualquier destino en las cabinas. Si no los consideran, los únicos usuarios del aerómetro serán los mismos peatones que actualmente utilizan el sistema de transporte público, y el problema del tráfico persistirá. Para que exista mejora, la reducción de vehículos circulando debe ser de varias centenas de miles al día, no solo de algunas decenas o centenas.
Lamentablemente, no aprendimos ni a construir un país ni a elegir bien a las autoridades gubernamentales y municipales.
Sufrimos constantemente de la ineptitud de las autoridades. El colapso del km 44 de la carretera Palín-Escuintla sucedió luego de solo un año de operación estatal. Hoy, casi cuatro meses y más de cien millones de quetzales después, al fin contamos con un precario paso provisional restringido para vehículos livianos, que también es utilizado por el transporte pesado. Adicionalmente, el inadecuado diseño de los accesos al puente de Las Nubes, en el km 11.5 de la CAES, obliga a una drástica reducción de velocidad, provocando largas filas. Son ineptitudes que el Gobierno publicita como grandes éxitos de la gestión del ministro de Comunicaciones.
Las carreteras, los puertos y los aeropuertos deteriorados, junto con las calles anegadas y los derrumbes, resultan de la total ineptitud. ¡Todos los gobiernos son pésimos administradores! No importa si se trata del gobierno central o municipal, o si es de derecha o izquierda. No saben administrar ni pueden, porque son ineficientes y se ahogan en su propia burocracia. La verdadera solución nacional son las alianzas público-privadas.
En el 2015 todos sacamos a relucir verdaderas bolas de acero y tiramos el gobierno del entonces presidente Pérez Molina. Lamentablemente, no aprendimos ni a construir un país ni a elegir bien a las autoridades gubernamentales y municipales. Quizás sea momento de volver a sacarlas para no padecer esta terrible ineptitud. ¡Mostremos agallas e involucrémonos para evitar las chambonadas! Si nosotros cambiamos, cambian los gobiernos, los diputados, los alcaldes y hasta los jueces.