Catalejo

ONU: su agenda 20-45 fracasará como la 20-30

El voto mayoritario en la ONU, como el de la fallida agenda 20-30, tampoco asegura el triunfo total de su sustituta.

Los documentos de aprobación de algo a través de la ONU han fracasado en demasiadas ocasiones debido a ser realmente una colección de buenos deseos imposibles de cumplir a causa de la existencia de países con derecho a veto: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Rusia y China. La oposición de uno solo de ellos basta para convertir en un papel sin valor a las resoluciones aprobadas por mayoría. La agenda 20-30 fue nombrada “para el desarrollo sostenible” y desde ahora se llama “agenda para el futuro”, para promover a las personas, al planeta y a la prosperidad con 169 metas. Ahora la sustituyó con la agenda 20-45, y agrega el reconocimiento a la ideología de género y la regulación de las redes sociales, estas dos últimas causantes de molestia, preocupación, rechazo y discusión, debido a sus consecuencias, obvias o inesperadas.


Dos elementos son cruciales: primero, la ideología de género. En español, este vocablo no se refiere a los seres humanos, sino a los objetos o animales. La mesa, por ejemplo, tiene género femenino, la mujer tiene sexo femenino; el león tiene género masculino y el hombre, sexo masculino. En idiomas sin artículos diferenciados como el inglés, el género sí debe equivaler a sexo. El error lo provoca la copia y adaptación errónea al español. Por aparte, no tiene sentido porque gramaticalmente hablando, nuestro plural es incluyente. El feminismo en español es válido al referirse a otro tipo de válidos derechos de las mujeres, con lo cual nadie en su sano juicio puede estar en desacuerdo. Es una fuente de discusiones absolutamente innecesarias, a mi juicio.

Las buenas intenciones de la ONU, también tienen el riesgo de llevar al camino del infierno.


El segundo elemento es la enmarcación legal de los mensajes enviados a través de las redes sociales, y en este caso es necesario señalar la diferencia entre censura y regulación. Esto es materia del estado de Derecho y de la ley, además de ser necesaria porque aunque de hecho constituye una limitación a la libertad, este concepto no puede ser interpretado válidamente como una censura. Esta consiste en la arbitraria decisión de alguna autoridad para autorizar la publicación de las ideas de una persona. Este derecho no puede ser infinito ni sin control, y las normas para mantenerlo dentro de cánones de respeto, verdad, y otros, no puede ser calificado así. Por ello en sí, las buenas intenciones de la ONU, también tienen el riesgo de llevar al camino del infierno.


Hay realidades innegables, como lo son los abusos o la cobardía del anonimato de mensajes enviados por redes sociales. Es necesario poner límites y esto puede hacerse por medio de leyes dedicadas a la totalidad ciudadana. Igualmente, en el caso anteriormente citado existen cuando son violados los derechos fundamentales de la mujer como persona, ciudadana y cualquier otro grupo de la sociedad a la cual pertenezca. La discusión comienza en temas como el aborto y la idea de ser un derecho, no un crimen ni tampoco una tragedia, según sea voluntario o debido a la casualidad. Otro factor cuyas discusiones están llamadas a ser largas y muy complicadas es precisamente el de llegar a un acuerdo para crear leyes donde participen la lógica y los valores.


Todas estas consideraciones permiten a quienes son realistas y no ilusos o irreales predecir los resultados de acuerdos mayoritarios, o incluso hasta unánimes decididos en un ente internacional donde se encuentran representados cientos de criterios, sistemas legales, religiones y demás. Al tratarse de un ente político por excelencia, la ONU no puede escapar de valorar más el criterio de los países poderosos, cuyos intereses e ideologías propias son la causa de los vetos y de la pérdida de tiempo. Irónicamente, los análisis personales al respecto de temas como los hoy expresados, también tienen este tipo de bases, sobre todo las creencias de fe, así como las de quienes han abrazado por voluntad o costumbre algunos de los criterios ideológicos y políticos.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.