Antes de que entres en pánico o te estreses al pensar en que comer bien significa una “tarea más” o llevar rigurosas dietas, relájate, no se trata de eso. La clave es practicar un estilo de vida saludable, y esto se logra cuando dejas los malos hábitos y optas por pequeños cambios, poco a poco, que tendrán un efecto muy positivo a corto, mediano y largo plazos.
Misión: FULL ENERGÍA
Cuando se trata de alimentarnos para rendir bien en la universidad, buscamos consumir lo que nos brinde energía y claridad mental, así como buena memoria.
Tal y como decían nuestras abuelas, consumir más frutas y verduras en sustitución de productos artificiales es el primer paso para empezar a sentirnos más despiertos y alertas. Esto, al igual que los alimentos integrales, también servirá para que tus órganos funcionen de manera óptima, afirma la nutricionista Lucía Castellanos. “Con esto también nos aseguramos de tener niveles adecuados de vitaminas y minerales”, agrega la experta.
Recuerda que el cuerpo es un sistema integral y lo que afecta a un órgano, de alguna manera tiene un efecto en los demás. Por ejemplo, si mejoras tu circulación también tendrás mejor oxigenación en el cerebro y por lo tanto un mejor rendimiento mental al momento de estudiar.
¿Memoria corta?
Uno de los principales problemas que afrontan los estudiantes es la falta de memoria, y esto, según el nutriólogo Vinicio Velásquez Monge, se debe a la hipoglucemia, es decir, niveles bajos de glucosa en la sangre por la falta de alimentación, sobre todo cuando no desayunas o comes algo que no te sustenta.
Existen dos clases de azúcares o carbohidratos: los complejos y los procesados. Los primeros proveen carbohidratos beneficiosos para el organismo, contienen fibra y proteína; se encuentran en las frutas, vegetales, granos y nueces, por ejemplo.
Los procesados son absorbidos muy rápido por el organismo por lo que causan daño metabólico y no son nutritivos. Se encuentran, entre otros productos, en el azúcar, donas, pastas, bebidas carbonatadas y alcohólicas, pasteles y comida rápida, los cuales deberás ir sustituyendo, poco a poco, por las frutas, verduras y panes y pastas integrales.
La comida con alto índice glucémico causa desbalance metabólico porque produce energía súbita, pero de corta duración, y esto después ocasiona somnolencia, cansancio, hambre, dolores de cabeza, mala memoria reciente y confusión mental momentánea, al igual que sobrepeso.
Simplemente natural
Velásquez considera fundamental hacer un desayuno completo que puede incluir huevos, frijoles, leche, queso, tortillas y café. “Esto proporciona energía para unas seis horas”, explica. Si tienes que almorzar en la universidad, prepárate sándwiches de pan de harina cien por cien integral, con lechuga, tomate y jamón, y toma agua pura o refrescos naturales como naranjada, limonada o rosa de jamaica, sin azúcar. No consumas bebidas energizantes ni refrescos carbonatados ni jugos artificiales, o al menos, déjalos para el fin de semana y poco a poco te habituarás a “no necesitarlos”.
Nunca está de más recomendarte que incorpores una rutina de ejercicios diaria para acelerar tu metabolismo y potenciar los beneficios de una buena nutrición. No tiene que ser algo extenuante; simplemente comprométete a adquirir el hábito de practicar, de lunes a viernes, al menos 30 minutos de un deporte o actividad física que verdaderamente disfrutes.