SALUD Y FAMILIA

Qué significado tiene el equinoccio para algunas culturas de Guatemala y qué podemos aprender de este cambio de ciclo

El vínculo con la tierra y su naturaleza, así como la oportunidad para reflexionar sobre el tiempo son dos enseñanzas detrás del equinoccio de otoño.

Qué significado tiene el equinoccio para algunas culturas y qué podemos aprender de este cambio de ciclo

La contemplación de la naturaleza nos recuerda que somos testigos de un cambio siempre. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Mientras nuestras vidas acontecen en la Tierra, en el cosmos se desencadenan fenómenos que llegan a inferir en nuestros cuerpos y nuestras mentes. Entre los distintos hechos astronómicos que afectan nuestras vidas se encuentran los equinoccios, que marcan una tendencia en la luminosidad y la fertilidad de la Tierra dos veces al año. De igual forma, estos ciclos nos ponen a reflexionar sobre el tiempo y las decisiones que tomamos dentro de él.

Antes de conocer los efectos que tienen los equinoccios en nuestra vida, resulta importante explicar estos fenómenos astrales. De acuerdo con Edgar Castro Bathen, director del Instituto de Astronomía de la Universidad Galileo, un equinoccio ocurre cuando existe una igualdad de luz así como de oscuridad, tanto el hemisferio norte como en el en el hemisferio sur.

Anualmente ocurren dos equinoccios: uno en marzo (el de primavera) y otro en septiembre (otoño). Este año ocurrirá el equinoccio de otoño el 22 de septiembre a la 1: 44 hora, ya que estamos en un año bisiesto, pero normalmente ocurre el 21. Por otro lado, el equinoccio de marzo sufrió la misma alteración.

Aunque Guatemala no varía de estaciones, el país territorio también vive el equinoccio. Sin embargo, el impacto de la luminosidad y del posicionamiento del planeta es menor, asegura Castro Bathen.

La importancia de este cambio astral es importante en el territorio local, ya que muchas personas de las comunidades mayas y rosacruz encuentran un sentido trascendental en el equinoccio.

Julio Menchú, guía espiritual maya y profesor de historia, recuerda que el tiempo observado a través de los astros es vital para considerar la forma de leer el mundo desde las antiguas civilizaciones de Mesoamérica. “La vida depende de estos ejercicios de observación. Son importantes para saber cuándo empezar a sembrar y cosechar, dependiendo de las épocas de lluvia y calidez”, señala el entrevistado.

Menchú explica que durante la temporalidad maya se observan cuatro grandes procesos astronómicos que ocurren en un mismo año. Estos son los dos solsticios y los dos equinoccios.

Para las comunidades mayas que reconocen la tradición de los abuelos y/o ancestros, el tiempo es un recordatorio sobre las posibilidades de siembra y de la supervivencia común, establece el guía espiritual.

"El equinoccio de septiembre tiene que ver con empezar a cosechar y a ver los frutos del trabajo", comparte Menchú, quien además señala que para esta época suele brotar el maíz, un componente alimentario esencial para las comunidades y el país. Según explica el profesor, luego de la cosecha de la milpa, los sembradores proceden a preparar los cultivos de frijol y ayote.

El tiempo que marca el equinoccio ayuda a comprender, en escalas comunitarias y ancestrales, el vínculo trascendental que tenemos las personas con los suelos para así lograr la subsistencia.

"Esto se relaciona con la frase 'somos lo que comemos'. También tiene que ver con el amor que le pone una persona a la siembra", expresa Julio Menchú. Por otro lado, señala que los procesos de siembra están acompañados de peticiones u oraciones.

Equinoccio de otoño
El planeta Tierra atraviesa dos equinoccios al año: el de primavera -que ocurre el 21 de marzo- y el de otoño -que sucede en septiembre-. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

El guía espiritual, detalla que durante los equinoccios, es común que se realicen ceremonias para pedir por el equilibrio de las energías. Durante los ritos se emplea incienso, flores, frutas, semillas y en algunos casos, alimentos que las personas estén cosechando. Estos se ofrecen al sagrado fuego.

Para los participantes de la Orden Rosacruz AMORC en Guatemala, el equinoccio también es una oportunidad para tomarle el pulso al ritmo del mundo y pensarse frente a él.

El equinoccio de otoño es celebrado por los rosacruces a partir de la construcción de una pirámide que honra la memoria de quienes han contribuido a la herencia cultural y espiritual recibida del pasado.

Brenda de Escobar, maestra de logia y representante de la orden Rosacruz en Guatemala, comparte que las enseñanzas rosacruces dicen que la única ley constante en el universo es la Ley del cambio, y que no hay nada nuevo bajo el sol pues todo es cíclico.

Qué significado tiene el equinoccio
Desde un punto de vista esotérico, la llegada del equinoccio de otoño permite pensar en la transformación de las personas, así como lo hace el fuego. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Desde la mirada Rosacruz, esta forma de ver el ritmo natural se asocia con la existencia de la tierra, el agua, el aire y el fuego. En ese sentido, el otoño está relacionado con el fuego. Según indica la representante de la Orden, este elemento "trasmuta" todo el ser de las personas hasta convertirlas en versiones nuevas.

"(Este tipo de acontecimientos) nos revelan también que al igual que el Sol, el ser humano es un noble caminante que tiene que pasar en su vida cósmica las pruebas de tierra, agua, aire y fuego y saber que con su luz (la del alma) siempre saldrá victorioso (Sol Invictus)", explica de Escobar.

Enseñanzas espirituales del equinoccio

Al llegar el equinoccio de otoño, la energía que este trae consigo se convierte en una invitación a detenernos y observar nuestro propio proceso interior.

Según Silvia Cordón, terapeuta especialista en energías, el equinoccio es parte del movimiento de precesión del planeta, y aunque en países como Guatemala las estaciones no se perciben tan claramente, “hay una energía en el planeta que se mueve con cada uno de estos cambios”.

El otoño, en particular, nos recuerda la transición en la naturaleza, un momento en el que los árboles dejan caer sus hojas y el viento sopla como preludio del descanso invernal. Este ciclo natural es una metáfora para reflexionar sobre la necesidad de soltar aquello que ya no nos sirve en nuestras vidas.

Cordón menciona que este periodo es un llamado a “ver cuáles son los frutos de nuestras acciones y decisiones”, lo que nos permite retroalimentarnos y corregir el curso. Así como la naturaleza se prepara para un descanso, debemos conectar con la introspección.

Rituales equinoccio
Escribir una carta con los motivos que agradecemos por lo que va del año, y posteriormente enterrarla es un gesto recomendado para el equinoccio de otoño. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Brenda de Escobar resalta la importancia de aprovechar este tiempo para hacer compromisos personales en el cuidado de la Tierra, y participar en actividades creativas como la danza o la poesía. “Recordémonos que somos Nobles Viajeros”, dice, invitando a aplicar el amor y la gratitud en nuestras acciones diarias para fortalecer el pensamiento colectivo.

Julio Menchú hace énfasis del equinoccio no solo como recordatorio de la conexión personal, sino también de nuestra responsabilidad hacia el cuidado de los espacios compartidos. Menchú destaca que este tiempo es ideal para reflexionar sobre cómo podemos contribuir al bienestar común.

En cuanto a los rituales, Silvia Cordón sugiere formas sencillas de conectarse con la energía del equinoccio desde casa, como prender una vela de color naranja o dorado para agradecer todo lo recibido.

También propone escribir una carta al universo expresando gratitud y sembrarla en una maceta o en el jardín como símbolo de nuestros deseos e intenciones para el futuro. Estos actos simbólicos nos ayudan a alinearnos con la energía cíclica de la naturaleza y a sembrar nuevas intenciones en nuestras vidas, comparte la especialista en energías.

ESCRITO POR:

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.