La nueva Cuba
que combina tres variables: esperanza de vida al nacer, educación e ingreso de los ciudadanos. Cuanto más cerca de 1, mejor. En esa misma época, por ejemplo, el IDH de Noruega, un país “envidia” del desarrollo, era de 0.84. Venezuela no estaba lejos de un México con 0.65 y ligeramente mejor que Colombia con 0.59.
Estas comparaciones son odiosas, como todas las comparaciones, pero son interesantes porque, supuestamente, uno de los grandes méritos del “Socialismo del Siglo XXI” fueron los beneficios que la “Revolución Bolivariana” trajo a los más pobres venezolanos. Quién sabe qué hubiera pasado con el IDH sin Chávez. Lo único que sabemos es que 20 años más tarde, Venezuela subió su IDH a 0.735. ¡Una mejora de 17%! ¿Qué mejor demostración del éxito de la revolución?
Pero la mejora viene a un costo terrible. Venezuela ha perdido su institucionalidad y es gobernada por decreto. Es una fachada de democracia donde la separación de poderes no existe. Las empresas son confiscadas arbitrariamente por el gobierno y los derechos humanos son violados sistemáticamente. Venezuela quería volverse otra Cuba. Lo está logrando. Vea los supermercados. Ahora, todo es una conspiración contra la revolución. Los opositores son inmediatamente calificados de “fascistas”, encarcelados y reprimidos a balazos por grupos de choque clandestinos llamados “colectivos”. ¿Cómo lo logran? Si lo hace un gobierno socialista, la hipócrita comunidad internacional y las ONG lo perdonan todo, mientras se haga en nombre de la “justicia social”.
Venezuela no tenía por qué pagar un precio tan caro para mejorar el nivel de vida de la población. México también mejoró su IDH de 0.65 a 0.77, un 19%; al mismo tiempo que fortaleció su democracia, con paz y respeto a los derechos humanos. Colombia también hizo lo suyo: aumentó su IDH en 20% para terminar en 0.71; aún con las complicaciones de lidiar con la narcoguerrilla. Ambos países gozan de estabilidad económica, baja inflación y supermercados abastecidos. ¿Recuerda a Noruega? Ellos llegaron a 0.94, la mejor calificación del mundo y sin tanto petróleo como Chávez.
Es una tristeza que los venezolanos se hayan dejado seducir por los cantos de sirena socialistas. El costo por ese error se medirá en vidas y en pobreza por décadas. Venezuela está más cerca de Cuba que de cualquier otro país del continente. Lo que vemos hoy es un desesperado intento de ciudadanos que quieren ser libres y no terminar de caer en las fauces del totalitarismo.
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