pluma invitada

La cigarra y la hormiga

Los guatemaltecos merecen respuestas claras y acciones concretas.

En la clásica fábula de Esopo, La cigarra y la hormiga, se nos enseña una lección vital sobre la previsión y la responsabilidad. La hormiga, diligente y trabajadora, se prepara para el invierno, mientras la cigarra se distrae con el presente, ignorando las advertencias. Al llegar el invierno, la hormiga está bien preparada, pero la cigarra enfrenta las duras consecuencias de su negligencia. Esta historia refleja perfectamente la situación actual en Guatemala, donde el país enfrenta una crisis significativa tras el socavón en el km 44 de la carretera Palín-Escuintla, la congestión en los puertos y el abandono del Aeropuerto Internacional La Aurora. En lugar de responder de manera efectiva, el presidente Bernardo Arévalo ha mostrado una tendencia preocupante a distraerse en temas diplomáticos y viajes al extranjero que, aunque tienen su importancia, parecen alejados de las urgentes necesidades del país.

Los guatemaltecos merecen respuestas claras y acciones concretas.

Desde el inicio de su gobierno, Arévalo ha viajado en varias ocasiones al exterior. Hizo una gira en Europa, visitando países como Alemania, Francia, Bélgica, Suiza y España.  También ha realizado visitas a EE. UU. y  ha participado en encuentros diplomáticos que podrían considerarse simbólicos, mientras que ha visitado personalmente el km 44 o los puertos afectados en contadas ocasiones. Esta falta de atención a la crisis doméstica plantea serias dudas sobre sus prioridades y su capacidad para liderar y resolver en tiempos de urgencia y necesidad de acción inmediata. El socavón ocurrió en junio y más de dos meses y medio después la ruta no ha sido habilitada. Como siempre, mientras el gobierno parece ausente o ineficaz en la gestión directa de la crisis, es el sector privado quien ha asumido el papel de buscar soluciones. Empresas y actores del sector privado han intervenido, invirtiendo en soluciones temporales y asumiendo costos que, en realidad, deberían ser cubiertos por el Gobierno. Esto nos lleva a cuestionar: ¿Dónde están los recursos públicos? ¿Qué se está haciendo con los impuestos que pagan los ciudadanos?

El Ejecutivo no solo ha subejecutado el presupuesto destinado a infraestructura y gestión de la crisis, sino que también ha pedido una ampliación presupuestaria, que ya fue aprobada, que pareciera tiene fines más clientelares que de verdadero abordaje a la problemática. Esto plantea una pregunta crítica: ¿cómo es posible que, en medio de una crisis tan evidente, el Ejecutivo no haya utilizado eficientemente los recursos que ya tiene? La falta de ejecución presupuestaria es preocupante, y la solicitud de más fondos sin una clara estrategia de acción efectiva sugiere una desconexión grave entre las prioridades del Gobierno y las necesidades del país. A estos niveles la ignorancia en cómo ejecutar en el Estado es totalmente inaceptable. La comparación con la fábula mencionada al principio es evidente. Mientras la cigarra, en su despreocupación, enfrenta las consecuencias de su negligencia, la hormiga, o en este caso el sector privado, toma las riendas para asegurar la supervivencia y el bienestar de la comunidad. Guatemala necesita un liderazgo que no solo reaccione, sino que actúe con previsión y responsabilidad, utilizando los recursos disponibles para resolver los problemas urgentes del país.

Es imperativo que el presidente Arévalo y su administración asuman la responsabilidad que les corresponde, prioricen la gestión de la crisis interna y utilicen de manera efectiva el presupuesto público. Los guatemaltecos merecen respuestas claras y acciones concretas, no distracciones ni excusas. La historia, como la fábula, juzgará quién actuó como la cigarra y quién como la hormiga. Y en este juicio, la previsión, la preparación y sobre todo la acción serán las claves para asegurar un futuro próspero para Guatemala.

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