“Es una genio”, dijo Plushenko. Otros hicieron eco de esos elogios. Tara Lipinski, quien también ganó el oro cuando tenía 15 años, conoce de primera mano la experiencia que Lipnitskaia está viviendo.
“A juzgar por el aplomo que rebosa, lo cual se nota al entrar a la pista de hielo, se puede apreciar que esta es su hora”, dijo Lipinski, quien en Nagano 1998 se convirtió en la mujer más joven en adjudicarse el oro olímpico en el concurso individual. “Su talento es completo”.
La diminuta patinadora viajó de vuelta a Moscú para seguir entrenando con miras a la prueba femenina la semana próxima.
De apenas 1,58 metros de estatura (5.2 pies), la presencia de Lipnitskaia en el podio Sochi no es pura casualidad, aunque se puede entender que alguien la hubiese confundido con las niñas que entregan los ramos de flores a los ganadores de medallas.
Fue la campeona juvenil en la temporada 2011-12, quedó segunda en la final del Grand Prix de esta temporada y el mes pasado se apoderó del título de Europa.
Pero no aparecía entre las candidatas a las medallas, una categoría reservada para la surcoreana Yuna Kim, la japonesa Mao Asada y la italiana Carolina Kostner. Ahora su nombre está en boca de todos.
La madurez, temple y garra de Lipnitskaia se pudieron apreciar en la prueba de equipos, en la que no se amilanó frente a la presión de competir frente a sus compatriotas. Se creció ante el desafío, luciéndose en sus rutinas de programa corto y concurso libre.
Es habitual ver a campeonas adolescentes en el patinaje artístico. Sonja Henie tenía 15 años cuando ganó su primer hora. Oksana Baiul y Sarah Hughes tenían 16 cada una. Katarina Witt lo hizo a los 18. Peggy Fleming, Dorothy Hamill y Yuna Kim habían cumplido los 19.
Todas dominaban los elementos básicos del deporte: saltos, giros, desplazamientos, lo esencial en sus eras.
“Ya domina todo los aspectos, pero tiene algo extra”, dijo Sato, quien era una veterana cuando a los 21 años se alzó con el título mundial, pero 18 al competir en su primera olimpiada.
“La prepararon muy bien y son estrictos con su rutina. Se nota. Tampoc tiene miedo alguno. Ahora cuenta con esa confianza y la experiencia”, finalizó Sato.