Catalejo

El reporte B410 desenterró el sucio cofre de Pandora

La SAT, de tarea desconocida para la mayoría, acaba de abrir el hediondo cofre de la corrupción, gigante u hormiga.

La mezcla de desinterés e ignorancia de los ciudadanos guatemaltecos sobre las razones de existencia de entidades técnicas –o políticas— del Estado, tiene como resultado los ataques a la existencia de este y a considerar a los impuestos como robo, mientras se exigen resultados y se critica no tenerlos. En los últimos años se dejó de hablar de la simple “mordida”, un guatemaltequismo para la corrupción, monstruo de mil cabezas y miles de tamaños, pero se manifestó en lo puramente politiquero. Existe la corrupción económica, manifestada en la evasión de impuestos y en las prebendas a determinadas personas o grupos a quienes se les ha convencido, a la fuerza y gracias a un proceso de satanización, de rechazar y negar el concepto mismo de Estado y su necesidad.


La Superintendencia de Administración Tributaria, entidad estatal encargada de recaudar los impuestos, la semana pasada sorprendió a la ciudadanía al presentar el informe B410, de 56 páginas, con cifras, gráficas y textos técnicos, lo cual dificulta la comprensión entre una ciudadanía convencida de la inutilidad de estos trabajos, porque chocan contra el muro de la corrupción. El informe para los pelos al ser leído con cuidado e interés. La corrupción se ha convertido en un monstruo —esto ya es conocido—, pero asustan al surgir nuevos datos descorazonadores, en un texto cuya simple presentación pública constituye un acto de valentía cívica, porque implica riesgos personales para quienes han participado en las investigaciones necesarias y cumplieron su deber.

La SAT tampoco debe detenerse en su información actual. La publicación de sus informes debe ser del año anterior (2023) y no de tres años juntos (21, 22 y 23).


La SAT no debe conformarse con informes técnicos, sino agregar otro dedicado al ciudadano común y corriente, para de esa forma afianzar el apoyo popular comenzado hace pocos días. Lo relatado da rabia: contratos caros otorgados a empresas inexistentes, propiedad de politiqueros o parientes cercanos de funcionarios, todos ellos involucrados en negras constelaciones de corruptos. La corrupción no es vista solo entre políticos, como ejemplo el aumento de Q14 mil millones al presupuesto nacional (Q38.4 millones diarios, Q1 millón 600 mil por hora). Lo peor: se basa en supuestos ingresos superiores al actual, meta imposible por su monto, y con dinero suficiente para invertir sin la adquisición de bonos europeos caros y a corto plazo.


Dirige la SAT Marco Livio Díaz, doctor en tributación, maestría y postgrado, experiencia docente y en sectores privado y estatal, tiene la honorabilidad, factor abstracto e invisible pero notorio a causa de las acciones personales. Al afectar la corrupción la imagen popular del concepto de empresario, pequeño, mediano y grande, necesita apoyo. A quienes pertenecen a las cámaras empresariales, sin abusar o depender de la corrupción, les conviene marcar distancia con los aprovechados y corruptos. Así, conceptos como “Guatemala no se detiene”, adquieren forma y utilidad y se convierten de un atractivo eslogan en una forma de pensamiento necesitada de acciones para lograrlo en base al esfuerzo individual de todos los ciudadanos. El apoyo al B410 debe generalizarse.


La SAT tampoco debe detenerse en su información actual. La publicación de sus informes debe ser del año anterior (2023) y no de tres años juntos (21, 22 y 23). Como efecto colateral, el reporte colocó en un inesperado brete al Ministerio Público y su dictadora, porque la corrupción y los contubernios denunciados incluyen especialmente al gobierno anterior, su mentor en el cargo a donde fue enviada para burlarse de la ley, aunque lo niegue. Igual ocurre a las cortes Suprema de Justicia y de Constitucionalidad. Llegó el momento de renunciar a los cargos o de explicarle a los padrinos la imposibilidad de detener el alud iniciado. Antiguamente se decía la frase “a todo coche le llega su sábado” y ahora el país ya vive en el jueves o el viernes de esa semana…

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.