“Sin combate de caballos no nos sentiríamos en el año nuevo“, afirma Pan Jianming, cuyo caballo Little Black se encabrita y consigue morder a su oponente en el cuello, logrando así la victoria en la competición celebrada el fin de semana.
“Si le gusta la yegua, no le importa sufrir, nunca rehusará el combate“, añade Jianming, refiriéndose a Little Black, que sale de la pelea con el morro ensangrentado.
“Tenemos medicamentos para curar sus heridas” asegura Pan, que obtiene el premio otorgado al campeón, de 500 yuanes (80 dólares).
Quince animales participaron en esos combates de caballos, una tradición de más de cinco siglos de existencia del grupo étnico Miao, que vive en las áreas montañosas del sur de China y el sudeste asiático.
Se afirma que el primer combate de caballos fue organizado por dos hermanos para resolver la disputa que los oponía: ambos deseaban casarse con la misma mujer.
Pero estos combates, que se celebran cada año en decenas de estos pueblos de las montañas del sur del país, y con premios de hasta 10 mil yuanes, han sido duramente condenados por organizaciones de defensa de los derechos de animales.