El villano favorito
(¡por cierto!) y llegan a la inmadura conclusión de que hay que reelegirla porque de lo contrario el país entrará en una espiral de caída en picada. Algunos(as) de esos supporters se han dado a la tarea de hacerle ver al mundo —no es exageración— tal necesidad, y no cejan en ese empeño.
En otros países, a la política se juega con estándares conocidos. Aquí se manosea la institucionalidad en beneficio de los grupos tradicionales y escondidos de presión que llevan tiempo viviendo de ese cuento que es “lo público”, especialmente cuando se maneja al antojo personal, y no están dispuestos a perder cuotas de poder que nunca ganaron con fórmulas democráticas, sino cooptando instituciones.
Bajo las enaguas de la “única” fiscal posible se esconden abogados y excandidatos de URNG, periodistas/activistas del EGP que lo más trascendente en sus vidas es haber cobrado permanentemente del erario público nacional/internacional o acusados de agresión sexual y fabricadores de causas que esconden sus culpas —o las evaden— tras el escudo del cargo.
Parásitos que no tienen a dónde ir y buscan el calor del hogar que no le conceden ni legitiman los votos ¡Por cierto, cuando lo intentaron por esa vía fracasaron estrepitosamente! Esa es, entre otras, la sustancial diferencia con Nicaragua y El Salvador, países también de posconflicto en los que no ocurre lo que aquí pasa, porque allí la izquierda alcanzó al poder —otro análisis es cómo lo ejercen— mientras aquí se le negó en las urnas.
La candidata y su currículum no son muy fiscalizables, al igual que su plan de trabajo. Antes, al menos por decencia —aunque la ley obliga— estaba colgado en la web del MP el informe de gestión 2011 y, tras un reclamo desde estas líneas, pusieron tardíamente el de 2012 —el 2013 no apareció nunca—.
Pero como no quieren que se chequeen los datos allí incluidos, los quitaron y sustituyeron por una suerte de inútiles presentaciones que camuflan y ocultan información real. Un ejemplo de manoseo y desinformación propio de quienes promueven a la del currículum. No hay mucha diferencia entre esas verdades a medias, las mentiras baldizonianas o la tradicional visión exclusiva y manipulada de la interpretación histórica de este país.
El poder —el maldito poder— mantiene en vilo y en expectativa a personajes oscuros que necesitan esconderse tras la sombra de otros no menos claros, y que les hacen el juego. En todo caso se puede afirmar —escuche la comunidad internacional o lo ignore— que el país cuenta con decenas de candidatos igual o mejores que doña Claudia y que para su tranquilidad puede ser relevada sin traumas.
Posiblemente sufrirán mucho quienes les mueven los hilos porque, de nuevo, deberán buscar un trabajo productivo o seguir, como ha sido costumbre, viviendo de limosnas internacionales, pero ese es otro tema. Propongan a quien quieran, pero no digan que no hay alternativas. Como país merecemos mucho más respeto.
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