Una investigación dirigida por el médico neurocientífico y profesor de psicología Justin Rodhes, asegura que las prácticas físicas tienen beneficios en el cerebro de dos formas.
Por ejemplo, a corto plazo, ejercicios como correr, nadar, usar la bicicleta o caminar, hace que el cuerpo tenga adrenalina y mantenga “despierto al cerebro”. Este efecto hace que las células nerviosas estén propensas a encenderse, lo cual influye en una mejor atención.
Un estudio que se llevó a cabo en el 2013 en mujeres alemanas, estableció que aquellas que practicaban ejercicio de baja intensidad tuvieron mejores resultados en pruebas académicas.
A largo plazo, los ejercicios también tienen sus efectos positivos. “No diría que el ejercicio aeróbico te hace ‘más inteligente’ a largo plazo, pero mantiene a tu cerebro intacto y funcionando en la mejor capacidad posible“, dice Rhodes.
Esto se debe a que al momento de hacer ejercicio el hipocampo, que juega un rol fundamental en el aprendizaje, se activa de mejor manera. Esto ayuda a que la memoria esté en mejores condiciones y se prevengan problemas como la pérdida de memoria, alzhéimer, entre otras afecciones.
Los expertos recomiendan hacer 40 minutos de ejercicio aeróbico, tres veces a la semana.
Con información de cnnespanol.cnn.com.