La profesora afectada, Christine Mickle, que durante los incidentes era maestra de música en la escuela secundaria de Orange, a unos 200 kilómetros de Sídney, tuvo que pedir la baja tras verse afectada por los comentarios del joven, quien nunca llegó a ser su alumno.
El juez Michael Elkaim indicó que las calumnias tuvieron un efecto “devastador” y recordó que los “comentarios difamatorios publicados en las redes sociales se divulgan con facilidad”, según apuntó en su dictamen emitido el pasado noviembre y difundido hoy por el diario “Sydney Morning Herald“.
El juez comentó que los mensajes difamatorios se basaban “en la creencia de que ella (Mickle) tenía que ver con la salida de su padre“, también profesor de música, quien dejó de trabajar en la escuela de Orange en 2008 por motivos de salud.
El acusado borró los comentarios contra Mickle y se disculpó públicamente después de que los abogados de la profesora le dirigieran una segunda misiva.
Mickle ha regresado progresivamente a las aulas.