Cuando la agresividad trasciende los límites de la integridad física, propia y la de otros, o cuando el niño ya ha dejado los jardines infantiles —a los 6 o 7 años—, es necesario buscar ayuda profesional.
La agresividad infantil puede ser causada por diferentes factores, entre ellos el genético, emocional, y también puede ser aprendido de la dinámica familiar en que el infante se desarrolla. También puede tratarse de un origen neurofuncional, añade la experta.
Para ayudar al hijo, los padres primero deben comprender el problema y abordarlo en forma integral lo antes posible, pues el chico debe aprender a tener conductas socialmente aceptadas para poder encajar en la sociedad. Es mejor trabajar con un niño agresivo que con un joven o adulto con conductas antisociales. Los padres deben ayudar a sus hijos pronto.