De mis notas

Cinco minutos absurdos

El movimiento LGTBQ pretendiendo la inclusión se ha vuelto el más excluyente entre todos los movimientos.

Desde su renacimiento en Grecia, en 1896, los Juegos Olímpicos son un evento trascendental y único, en el que casi todos los países del planeta se reúnen para celebrar un acontecimiento, y que más que un evento es una fiesta de amistad, unidad, convivencia y un símbolo de la unidad mundial, la competencia pacífica y la inspiración a través del deporte.


Sin embargo, el olimpismo ha tenido que bregar con diversos desafíos que han marcado su historia. Uno de los momentos más sombríos en la historia olímpica fue la tragedia de los atletas israelíes en los Juegos de Múnich 1972. Los terroristas exigían la liberación de 234 prisioneros palestinos encarcelados en Israel. Al final, los extremistas palestinos ejecutaron a los nueve atletas israelíes en el aeropuerto de Múnich. El intento de rescate resultó en un enfrentamiento que llevó a la muerte de todos los terroristas y de los rehenes. La tristeza de ese evento aún enluta la historia olímpica.


Hurgando la historia vemos que más tarde los boicots políticos también empañaron el espíritu olímpico. La invasión soviética de Afganistán llevó a que Estados Unidos y varios otros países boicotearan los Juegos de Moscú 1980. En respuesta, los países del bloque soviético y sus aliados boicotearon los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984.


Otro episodio oscuro fue la violación del principio fundacional del olimpismo: El “juego limpio” o “fair play”. El escándalo de dopaje ruso, que se descubrió en los Juegos de Río 2016 y sigue impactando hasta los Juegos de París 2024, reveló un sofisticado sistema estatal de dopaje en Rusia. La magnitud y duración del escándalo socavaron la credibilidad del sistema olímpico. Como resultado, el Comité Olímpico Internacional impuso sanciones severas, incluyendo la prohibición de muchos atletas rusos de competir bajo la bandera rusa. Actualmente, algunos compiten bajo el estatus de “Atletas Olímpicos de Rusia” (OAR).


No obstante, también ha habido innumerables hitos olímpicos positivos. En los Juegos de Berlín 1936, en medio de la Alemania nazi, Jesse Owens, un atleta afroamericano estadounidense, ganó cuatro medallas de oro en atletismo, desafiando las teorías de superioridad racial de los nazis. Estas medallas de oro continúan defendiendo la igualdad racial.

A veces tomarse riesgos para ser más creativos y políticamente correctos resulta en la destrucción de la obra.


Los organizadores de París se han lucido en muchos detalles e innovaciones y hay mucho que admirar. Sin embargo, a pesar de estos momentos históricos que han definido los Juegos Olímpicos, el reciente evento de Paris 2024 ha estado marcado por una controversia mayúscula.


La ceremonia de apertura, que pretendía ser un reflejo de diversidad y modernidad, ha generado una polémica muy negativa, debido a una representación artística de la Última Cena, evocando la pintura de Leonardo da Vinci. La aparición de “drag queens” en una parodia grotesca y ofensiva de un ícono cristiano de profundo significado sacramental ha causado una reacción generalizada del mundo cristiano. El comunicado de los obispos franceses fue contundente y refleja el sentimiento de la mayoría cristiana: “Es llamativo que, en una ceremonia supuestamente diversa e inclusiva, y en un evento tan universal como los Juegos Olímpicos, los organizadores hayan dedicado una parte del desfile a intentar ridiculizar una religión, especialmente la fe de la nación francesa.”


Las redes sociales se inundaron con críticas: “¿Cómo no habrá controversia con la inclusión de esa escena ofensiva hacia la religión cristiana? Muchos se preguntaron qué habría pasado si la parodia hubiera tenido como blanco otra religión, como la judía o la musulmana”. (Infobae).


Las disculpas de los organizadores llegaron tardíamente. El daño ya estaba hecho.


Cinco minutos absurdos que empañan un gran evento.

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.