Elías González, de 15 años, dijo que decidió participar en la protesta porque perdió contacto con su padre desde que fue deportado a México hace ocho años y desde muy temprana edad debió ayudar a su madre en el cuidado de cinco hermanos menores.
“Perdí mi infancia, porque tuve que ponerme a hacer cosas que mis amigos no hacían, como cuidar a mis hermanos y alimentarlos”, dijo el estudiante de octavo año en Nevada.
“Pero protesto no solo por mí, sino para que las deportaciones no sigan separando a otras familias”.
Su madre, Ivone Meneses, indicó que se dejó arrestar junto a su hijo mayor para tratar de evitar los daños financieros y emocionales que su familia sufrió a raíz de la deportación de su esposo, incluyendo el fin de su matrimonio.
“Mi nueva pareja también está sin papeles y me da mucho miedo que nos pase lo mismo”, agregó el ama de casa nacida hace 40 años en México y naturalizada estadounidense.
Sobre su decisión y la de su hijo de someterse a los arrestos, Meneses dijo que “estamos dispuestos a asumir cualquier riesgo. Siempre vale la pena si es para detener las lágrimas de los niños que se quedan sin padres”.
El promedio anual de deportaciones alcanzó la cifra sin precedentes de 400 mil desde que Obama asumió el poder en 2009.
El Congreso mantiene en el limbo la reforma migratoria, mientras la Casa Blanca contempla la posibilidad de ajustarla a través de una acción ejecutiva.