EDITORIAL
Libre al viento en el corazón de París 2024
Los directivos del COG no irán a París, debido a un arraigo judicial prácticamente de última hora.
Hace apenas cuatro meses y medio las esperanzas de participación en los Juegos Olímpicos de París 2024 seguían vetadas para los atletas guatemaltecos. Ellos, los que se esfuerzan a diario, los que madrugan a practicar, los que intentan una y otra vez mejorar su marca con la guía de sus entrenadores, eran los grandes damnificados por las consecuencias de un tropel de ambiciones desbocadas, dirigentes insensatos, pulsos de poder e intromisiones conflictivas que condujeron a la suspensión de Guatemala por parte del Comité Olímpico Internacional el 15 de octubre de 2022. Y la sanción duró año y medio. Sí.
Tanta fue la estulticia de la directiva anterior, encabezada por el exfutbolista Jorge Rodas, que en febrero derogó los estatutos requeridos por el Comité Olímpico Internacional (COI), máximo y único ente rector del olimpismo global, aunque pretendía que el comité guatemalteco siguiera siendo “olímpico”. Parte clave en la complicación de esta reyerta fue la Corte de Constitucionalidad, que tardó casi 11 meses en conocer el desistimiento de la denuncia que originó el fallo de supuesta inconstitucionalidad provisional contra artículos del estatuto del Comité Olímpico Guatemalteco (COG). Fue la CC la causa de la sanción al país al suspender artículos del estatuto el 4 de agosto de 2022. Tardó casi un año en corregir y lo hizo cuando la improcedencia tenía niveles inéditos e indignos de lesividad.
Tampoco la actual directiva, encabezada por Gerardo Aguirre, estaba libre de señalamientos previos. Su reelección era una evidencia de la falta de renovación en el liderazgo deportivo local. De hecho, los directivos del COG no irán a París, debido a un arraigo judicial prácticamente de última hora. Como sea, es tiempo de un cambio generacional.
El 19 de marzo último, es decir hace cuatro meses y cinco días, el COI reincorporó a Guatemala, abriendo así las puertas a los atletas clasificados, quienes van con la azul y blanco, entusiasmados, gallardos, acompañados de la ilusión de todo un país por verlos competir y el anhelo de volver a pisar un podio al lograr ir más alto, más lejos y más fuerte. El badmintonista zacapaneco Kevin Cordón y la tiradora Waleska Soto portarán la bandera nacional en el desfile inaugural del 26 de julio próximo, que por primera vez será fuera de un estadio y en el corazón de la Ciudad Luz.
Junto a ellos irán atletas clasificados en natación, marcha, tiro, pentatlón, vela, atletismo y judo. Tanta vicisitud y meses de incertidumbre pueden y deben ser un aliciente para perseguir preseas. Debe dejar de repetirse aquello de que “con participar basta” o cualquier otro paradigma limitante. Países con delegaciones pequeñas obtienen medallas, y Guatemala puede alcanzar eso en estas justas. Los guatemaltecos estamos hechos para triunfar, somos herederos de una cultura milenaria, portadores de una riqueza multicultural y nos inspiran grandes figuras de la historia que lograron triunfos a pesar de que las condiciones no eran ideales. Vale recordar al gran Doroteo Guamuche Flores, que ganó la Maratón de Boston en 1952 con zapatos de vestir, a falta de calzado deportivo.
El cambio en el COG no solo debe ser de nombres, sino un auténtico relevo transformador que genere una nueva dinámica administrativa descentralizada, con recursos que se inviertan no en burocracia o en boato para dirigentes, sino en la apertura de más becas para jóvenes talentos deportivos, en la mejora de los recintos, las pistas y equipamiento de todas las disciplinas, pues es allí donde se pulen las medallas del mañana.