Rafael Romero nació en Jocotenango, en 1978. Es escritor y poeta, y ha publicado diversos títulos, entre estos El elegido, Chichicaste y Distensión del ansia. El autor conversó con Prensa Libre sobre Zánganos.
¿Sorprenderá Zánganos?
Esta es la tercera y última parte de la trilogía que comencé con El Elegido y que le siguió Chichicaste. Ahora se cambia el lugar de la historia; se desarrolla en el área rural, en el altiplano de Guatemala. Con esta historia se pretenden cerrar los cabos sueltos de las novelas anteriores.
¿Esta novela será igual de cruda que las anteriores?
Sí, pero tendrá más mesura. Creo que El elegido fue escrita de una manera apresurada.
¿Por qué está redactada de manera diferente?
Fue consecuencia de un proceso de aprendizaje. La primera novela fue creada a tientas, y el uso del lenguaje coloquial parece chocante para quien la lee por primera vez.
¿Cómo escribir sobre Guatemala si vive fuera de acá?
Es un ejercicio de nostalgia, de tratar de mantener un nexo con Guatemala y principalmente con Jocotenango. Es un proceso de unir la memoria con mi país para que no quede en el olvido.
¿Su recuerdo de Guatemala es sombrío?
No solo recuerdo eso. Mis intenciones son estéticas y narrativas, con ganas de explorar esos estratos bajos de la sociedad que muchas veces no se quieren ver, pero existen.
La cita
Zánganos se presentará hoy, a las 19 horas, en Centro de Formación de la Cooperación Española, Antigua Guatemala.
También, el sábado 25 de abril, a las 18 horas, en el Museo de Ferrocarril, 9a. avenida y 18 calle, zona 1.
En ambas actividades la entrada es libre.