En su etapa inicial la afección se presenta como un resfriado común, lo cual complica el diagnóstico. Posteriormente se presentan lesiones en la piel, parecidas a puntos rojos por todo el cuerpo. En la evolución, las personas pueden tener fiebre alta, dolor de cabeza intensa, rigidez en el cuello, sensibilidad a la luz y vómitos.
El pediatra Carlos Sánchez, presidente de la Sociedad de Pediatría de Guatemala, comenta que la vacunación es clave para prevenir esta enfermedad.
Esta se puede poner a partir de los 9 meses de edad, con una segunda dosis cuatro meses después. De los 2 a 55 años, la vacuna se aplica en una sola dosis.
La inmunización se recomienda en niños, jóvenes y adultos; en viajeros, personal de salud, pacientes con enfermedades crónicas, y en aquellos que tienen problemas en su sistema inmunológico.