En 1954, García Márquez se estrenó como guionista para un corto experimental de tintes surrealistas, La langosta azul, y ese año se matriculó en Roma en el Centro Experimental de Cinematografía. Volvió a ser guionista en películas como El gallo de oro (1964), basada en la novela homónima de Juan Rulfo.
También fue actor. En 1965 actuó y escribió el guion de En este pueblo no hay ladrones, dirigida por Alberto Isaac, en la que interpreta un pequeño papel, acompañado, entre otros, por Luis Buñuel, Alfonso Arau, Arturo Ripstein y Juan Rulfo.
Fue jurado del Festival de Cannes en 1982, y en 1985 creó la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, de la que sería presidente. Junto al cineasta argentino Fernando Birri y el realizador cubano Julio García Espinosa, García Márquez fundó en diciembre de 1986 la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba.
Malas adaptaciones
La complejidad de las obras de Gabo supuso un obstáculo insalvable para trasladarlo al cine, un medio que no supo recoger la magia de sus historias.
Pese a ser uno de los autores más adaptados al cine, el resultado en la pantalla se ha quedado corto a la extraordinaria calidad de sus textos. Ni siquiera un actor de reconocida calidad como Javier Bardem recreó como se merecía a Florentino Ariza, el hombre sensible y enamorado capaz de esperar más de 50 años para consumar su amor por Fermina Daza —Giovanna Mezzogiorno—, en El amor en los tiempos del cólera (2007). En Crónica de una muerte anunciada (1987), la variedad de nacionalidades —italiana, francesa y colombiana—, dio como fruto una penosa mezcla sin pies ni cabeza y a la que le faltaba el elemento principal de la historia: tensión.
Sin embargo, la crítica coincide en que Arturo Ripstein supo captar parte de la magia de El coronel no tiene quien le escriba (1999), con Fernando Luján y Marisa Paredes como protagonistas.
Del amor y otros demonios (2009) y Memoria de mis putas tristes (2011) son las adaptaciones recientes de sus novelas y también se saldaron con un resultado mediocre.
Además de esas obras, muchos de los cuentos de Gabo han tenido su traslado al cine como Eréndira, La viuda de Montiel, Presagio y El mar del tiempo perdido.