Este prototipo está equipado con dos pantallas orgánicas (OLED) que se dirigen al interlocutor en forma de cristales.
Dependiendo de los movimientos de la cabeza y de los interlocutores, aparecen ojos globulosos que reflejan varias emociones, ya sea de interés, alegría, alivio o aburrimiento.
Osawa, de la prestigiosa universidad científica de Tsukuba, considera muy pertinente esta idea de hacer mentir a los ojos, por ejemplo para personas que deben mantener la calma ante individuos complicados, como en el caso de los profesores ante alumnos difíciles o la tripulación de los aviones ante pasajeros exasperantes.
Esta invención es en realidad bastante sintomática del estrés que causa la obligación que tienen permanentemente los japoneses de controlar las emociones durante las relaciones sociales.
Estos lentes traducen la dicotomía entre lo que se muestra y lo que se piensa realmente.
Además, con estas lentes, alguien puede dormir ante el ordenador dando la impresión de que los ojos siguen abiertos.