Pluma invitada
El Torbellino
La corrupción invade el mundo, es una ideología política en sí misma.
Al hojear cualquier periódico, uno se asombra de cuántos artículos se relacionan con la corrupción. A la cabeza se ubica el rechazo del estado de calamidad y la validez de la gran cantidad de órdenes de compra ingresadas durante su corta vigencia. Se suma la elección de las cortes, que siempre representa una fuerte pugna de poder. Finalmente se menciona la ayuda social de bolsas que no llega a quienes corresponde y que además se utiliza como publicidad para excandidatos de alcaldías.
La corrupción invade el mundo, es una ideología política en sí misma. Actualmente, Netflix presenta la serie coreana The whirlwind (El torbellino), mostrando el caso de corrupción gubernamental y cómo la erradican. La serie es ficticia y la acción se desarrolla en las altas esferas del gobierno de Corea del Sur. Es interpretada por excelentes actores, posee un fantástico guion y es llevada a la pantalla de una manera magistral. El argumento con intriga, contraintriga y hasta recontraintriga es cautivante desde el primer episodio. Sin embargo, al disfrutar de la serie, no puede uno dejar de apreciar el paralelismo con la vida real.
Se muestra a un poderoso conglomerado industrial que ha comprado a varios políticos. Ello nos recuerda una de las teorías de conspiración del asesinato del presidente Kennedy que menciona al complejo militar-industrial como artífice del atentado. Todo porque el presidente deseaba salirse de la guerra de Vietnam. Se observa la compra de algunos políticos y jueces junto con el chantaje a otros para obligarlos a emitir un voto determinado. Finalmente está la manipulación de las masas mediante la desinformación comunicada a través de los noticieros, diarios y redes sociales. Quizás lo más importante es cómo el personaje central logra finalmente vencer la corrupción, ¡demostrando que sí se puede! Necesitó de una gran determinación y perseverancia, demostrando ser un líder dispuesto a sacrificar todo por su ideal de honestidad. De la serie se puede extraer un interesante aprendizaje:
Primero: La naturaleza de la persona se conoce con el tiempo. Varios personajes son idealistas de jóvenes luchando contra una dictadura, pero su verdadera naturaleza sale a la luz en la cúspide de su carrera política cuando se unen a la corrupción. Sin embargo, existe otro pequeño grupo que permanece fiel a su ideología, buscando un mejor futuro nacional.
Guatemala necesita líderes así para erradicar la corrupción y progresar. No los vamos a encontrar fácilmente, debemos criarlos y educarlos.
Segundo: La fiscalía del gobierno se ve manipulada por los corruptos. Además, los protege mediante la interpretación personal de la ley y la aplicación de una justicia selectiva.
Tercero: Quizás lo más importante es la necesidad de “sangre nueva”. No necesariamente significa políticos jóvenes, aunque es lo deseable, sino de personas diferentes, con nuevas ideas y que realmente trabajen por el país.
De la serie se extraen conclusiones interesantes, claras y cautivantes. Se resalta lo difícil que es erradicar la corrupción con buenas actitudes. Si un Sr. Bonachón lucha legalmente en contra de los corruptos, ¡se lo comen vivo! Se necesita un torbellino de acciones drásticas y hasta extremas para vencer el flagelo de la corrupción. Sin embargo, para iniciar la lucha es necesaria la presencia de un líder con valores firmes. Debe emerger de las mismas familias de la sociedad y debe buscar la honestidad en el gobierno junto con la prosperidad de la población y del país. Al ser un líder inspirador, reúne al equipo indicado y luego a la población para que juntos terminen con los corruptos.
Hoy, Guatemala necesita líderes así para erradicar la corrupción y progresar. No los vamos a encontrar fácilmente, debemos criarlos y educarlos. ¡Empecemos hoy!