Meta humanos

Muchá, ¡recuperemos Amatitlán!

La meta: regresar la belleza y salud de Amatitlán para el 2032.

Hemos visto cómo frente a nuestros ojos, por los últimos 20 años, el lago de Amatitlán se ha convertido en un basurero y drenaje de la parte sur de la metrópolis de nuestro país. La ciudad de Guatemala se ha vuelto una metrópolis sin planificación ni sistemas de protección a los recursos naturales.


Es momento de cambiar esta historia de contaminación y comenzar el camino hacia la regeneración. Para recuperar el lago de Amatitlán, lo primero que tenemos que hacer es dejar de ensuciarlo y destruirlo. Existen muchos ejemplos en el mundo de ríos y lagos que han pasado de altos niveles de contaminación a ser recursos valiosos, paraísos turísticos y fuentes de agua que fomentan el deporte, la biodiversidad y la calidad de vida. Este artículo es un llamado a los guatemaltecos para que, con cada decisión, elijan escribir una historia diferente: la historia del rescate de Amatitlán, una historia que ojalá podamos contar a los niños en el 2032.

¿Te apuntás a pasar de una historia de contaminación a una de regeneración?


Actualmente, el 40% de nuestras aguas negras de la ciudad van crudas al lago; es decir, sin tratamiento. Si echamos agua en nuestros inodoros desde la parte sur de la ciudad, va en crudo. Estas se suman a las aguas negras de Mixco, Villa Nueva, Villa Canales, San Miguel Petapa y Santa Catarina. Además, las aguas servidas de la industria, las textileras y la arena de las areneras contaminan los ríos que van camino al lago. He escuchado decir que tratar las aguas negras es muy caro y por eso no se hace… Mi respuesta es: ¿sabemos el costo de no tratarlas? ¿Cuánto estamos perdiendo al contaminar la reserva de agua dulce más importante para la ciudad en un momento de estrés hídrico y sequía de los mantos freáticos? ¿De dónde vendrá el agua de la ciudad en los próximos cinco, siete y 10 años? ¿Cuánto estamos gastando en agua al no acceder a las fuentes naturales? ¿Funciona una ciudad sin agua? Tenemos un acuerdo gubernativo, el 236-2006, que desde hace 18 años intenta regular la contaminación por desechos líquidos, estableciendo parámetros de calidad de agua para la parte residencial, la industria y las municipalidades del país. A pesar de que este acuerdo salió hace tantos años, las municipalidades todavía dicen no estar listas para cumplir y siguen drenando sin tratamiento en crudo. Es urgente priorizar el tratamiento de nuestras aguas negras. Es momento de dejar de encontrar razones para no hacerlo y enfocarnos en cómo sí lograrlo. Otra acción necesaria para recuperar Amatitlán es dejar de tirar basura en las calles, quemarla o enviarla mezclada al vertedero del km 21, conocido como el basurero de Amsa.


Continuar la situación actual significaría heredar un problema gigantesco. Es momento de asumir la responsabilidad con nuestros hijos y futuras generaciones. Quienes tenemos más de 40 años nadamos en Amatitlán y vimos su destrucción. Debemos asumir los cambios que se necesitan para dejar de contaminar, desde lo individual, empresarial y municipal. Unidos podemos recuperar nuestro hermoso lago con aguas termales, volcanes, castillos llenos de historia, vestigios mayas y coloniales, riscos para rapel, aldeas encatadoras, clubes de vela y reservas biológicas. Ya estamos dando pasos en la dirección correcta con el proyecto AmatiRecicla, de Icama, donde 6,491 niñas, niños y jóvenes están recibiendo educación ambiental por medio del ECOreto 21, y la municipalidad de Amatitlán va a recoger el material reciclable para formar cadenas de valor y evitar que estos materiales lleguen a contaminar el lago. ¡La educación ambiental es esencial en el siglo XXI! ¿Te apuntás a pasar de una historia de contaminación a una de regeneración?

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