Hagamos la diferencia
Mejor infraestructura es clave para el desarrollo del país
Las primeras lluvias dejaron al descubierto la caótica infraestructura vial del país.
Las primeras lluvias dejaron al descubierto la caótica infraestructura del país, especialmente la vial. Casi todas las vías principales han colapsado. Este es el resultado de malas decisiones tomadas en el pasado. En cada gobierno, el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda se convirtió en un botín jugoso y apetecible. Privó el interés particular antes que el general, y se generaron estrepitosas ganancias para empresas seleccionadas a las que se les adjudicaba a dedo y que salpicaban a las autoridades en turno. La calidad de las obras es mala y se evidencia con la fragilidad ante las lluvias; con los primeros aguaceros han sucumbido muchas de las estructuras. Conred reporta daño en 414 carreteras, cinco puentes destruidos y 414 dañados. A cualquier lugar que se quiere ir hay más de algún problema vial. Es urgente una planificación adecuada para la construcción de infraestructura para el país.
Urge aprobar la Ley de Infraestructura Vial. Transformar y transparentar la contratación es la clave.
Corea del Sur es un buen ejemplo de cómo el priorizar la construcción de su infraestructura le permitió sentar las bases para su desarrollo. En 1960, el PIB per cápita de Guatemala sobrepasaba el de Corea del Sur. Para el 2014, el PIB per cápita de Corea era siete veces mayor al de Guatemala; 50 años le bastaron para esta abrumadora diferencia. El indicador, aunque insuficiente para medir el nivel de desarrollo de un país, permite preguntarse qué provocó resultados tan dispares entre estos dos países. Uno de ellos fue una adecuada planificación, en donde se priorizó la creación de su infraestructura.
Según un documento de la Cepal: “La experiencia coreana muestra cómo la planificación de infraestructuras con una mirada de largo plazo y una inversión sectorial estable en el tiempo permite acompañar eficientemente la transformación productiva del país de una forma sostenible. Junto con ello, señala como necesaria una adecuada articulación público-privada, una planificación que se adapta a los cambios económicos y nuevas preocupaciones sociales y ambientales que surgen con el desarrollo, el monitoreo y la evaluación de las acciones y promover una articulación del territorio de forma equitativa y sostenible, todos elementos que, en definitiva, favorecen una adecuada gobernanza”.
La falta de infraestructura adecuada tiene un impacto directo en la economía del país. Las empresas enfrentan altos costos logísticos debido al mal estado de las carreteras y la ineficiencia del transporte público. Esto desalienta la inversión extranjera y limita el crecimiento de las empresas locales.
Aunque la infraestructura abarca también el desarrollo de puertos, aeropuertos, comunicaciones, la parte vial es vital y la forma de abordarla debe cambiar. Una oportunidad es la Ley de Infraestructura Vial, que continúa engavetada en el Congreso, y es ahora cuando debe impulsarse. Esta ley propone contratar las carreteras en estado óptimo, en donde el desarrollador es responsable del mantenimiento y reparación, lo que supone una mejor construcción, porque quedará bajo responsabilidad de la empresa el tener las carreteras en buen estado, por lo que, en teoría, harán un buen trabajo inicial, el mantenimiento necesario y las reparaciones básicas cuando se necesite. Urge la aprobación de esta ley. El Congreso puede mostrar voluntad política en favor del país, al aprobar de inmediato esta ley, y con esto los diputados podrán demostrar que sí están interesados en el desarrollo nacional.
Las alianzas púbico-privadas (APP) pueden ser una herramienta eficaz para financiar proyectos de infraestructura. Involucrar al sector privado puede acelerar la construcción y el mantenimiento de infraestructuras clave, al mismo tiempo que se garantiza una gestión eficiente. Mejorar la infraestructura no solo beneficia a la economía, sino también a la sociedad.