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Qué significa para Trump la decisión de la Corte Suprema sobre inmunidad política
Un sistema jurídico que le ha propinado golpes dolorosos a Donald Trump en los últimos seis meses le acaba de dar una de las mejores noticias que ha recibido desde que inició su campaña.
Partidarios del expresidente Donald Trump irrumpen en el Capitolio en Washington, el 6 de enero de 2021. (Jason Andrew/The New York Times).
El lunes, la Corte Suprema de Estados Unidos, cuya mayoría cualificada conservadora se consolidó con los magistrados nominados por Trump, le concedió al expresidente inmunidad parcial ante procedimientos judiciales ahora que intenta eludir una acusación formal del fiscal especial Jack Smith en relación con sus esfuerzos para impedir la transferencia de poder tras las elecciones de 2020.
Desde hace meses, tanto analistas políticos como observadores de la corte ya esperaban, a grandes rasgos, este fallo: que los presidentes tienen derecho a una protección considerable por sus actos oficiales. Sin embargo, Trump lo proclamó como una victoria.
“Este es un gran triunfo para nuestra Constitución y democracia. ¡Estoy orgulloso de ser estadounidense!”, escribió Trump en puras mayúsculas en la plataforma Truth Social.
La decisión implica que es casi una certeza que un juicio sobre el caso se postergue hasta después de las elecciones de noviembre, y si Trump gana, es casi seguro que el Departamento de Justicia descarte el caso, según personas cercanas a Trump.
Para el presidente Joe Biden, quien busca la reelección, el dictamen no fue el resultado más benéfico para sus intentos de describir a Trump como peligroso; eso se habría logrado con una afirmación de la acusación. El equipo de Biden de inmediato destacó el veredicto como prueba de la amenaza existencial que el presidente en funciones ha dicho que plantea para el país su predecesor y posible sucesor.
Una declaración atribuida a un asesor principal de la campaña de Biden sostuvo que: “El fallo de hoy no cambia los hechos, así que dejemos muy claro lo que ocurrió el 6 de enero: Donald Trump perdió los estribos luego de ser derrotado en las elecciones de 2020 y enardeció a una turba con el fin de anular los resultados de unas elecciones libres y justas. Trump ya está contendiendo a la presidencia como un criminal declarado culpable por la misma razón por la que se quedó de brazos cruzados mientras la turba atacaba con violencia el Capitolio: cree que está por encima de la ley y está dispuesto a hacer lo que sea con tal de ganar y aferrarse al poder”.
Los republicanos no tardaron en señalar la decisión como otro ejemplo del tipo de suerte —en parte hecha por él mismo, gracias a la Corte Suprema que ayudó a crear— que Trump ha tenido muy seguido en su proceso de llevar a los sistemas a su límite, y a veces mucho más lejos de lo que es posible.
Cuando Trump se enfrentó a un juicio político por los acontecimientos del 6 de enero de 2021, un republicano tras otro justificó su voto en contra de condenarlo en el Senado con el argumento de que el sistema de justicia penal era el ámbito más apropiado para hacerle rendir cuentas. Ahora, esos mismos republicanos están respaldando la campaña de Trump para un segundo mandato, en el que el expresidente ha prometido desplegar una estrategia maximalista en el poder ejecutivo y que también vendría luego de que la Corte Suprema ofreció una definición muy amplia de los actos oficiales que gozan de inmunidad ante procedimientos judiciales.
En una entrevista con el sitio web de Fox News, Trump afirmó haber sido “acosado” por los demócratas, incluidos el expresidente Barack Obama y Biden, “por años”.
“Y ahora los tribunales han dado la última palabra”, indicó Trump, y luego añadió: “Ahora, soy libre de postularme como cualquier otra persona. Llevamos la delantera en todas las encuestas, por un amplio margen, y haremos a Estados Unidos grandioso de nuevo”.
Trump siempre ha hecho campaña como le place: una mezcla de juegos de golf por el día y unos cuantos mítines al mes, combinados con un puñado de comparecencias ante tribunales a las que eligió asistir a lo largo de 2023 y principios de 2024. Trump parecía disfrutar esos momentos y el espectáculo mediático que suscitaban.
Sin embargo, en abril, cuando comenzó en Manhattan el que casi con toda certeza será el único juicio penal que enfrentará el exmandatario antes del día de las elecciones, el placer se desvaneció casi por completo.
Tras un juicio de seis semanas, Trump fue hallado culpable de 34 delitos graves por falsificar registros comerciales, lo cual según los fiscales hizo para ocultar el soborno que le pagó por su silencio a una actriz porno durante su campaña de 2016.
La sentencia de ese caso está programada para el 11 de julio y es poco probable que el fallo de la Corte Suprema demore ese proceso.
Si bien la Corte Suprema ya dio un primer paso al definir la inmunidad, la cronología de lo que pasará a continuación no está clara. La corte le devolvió el caso a la jueza de primera instancia, Tanya Chutkan, que ahora debe decidir si llevar a cabo la versión abreviada de un juicio para determinar cuáles de las denuncias en la acusación formal del fiscal especial constituyen actos oficiales y, por lo tanto, podrían ser inmunes a los procedimientos judiciales de conformidad con la decisión que la Corte Suprema dio a conocer el lunes.
Este tipo de procedimientos, dependiendo de la variedad de cuestiones que Chutkan permita analizar, podrían resultar problemáticos en los detalles para Trump. Los hechos del ataque al Capitolio del 6 de enero por parte de una multitud pro-Trump —y las mentiras públicas que Trump difundió sobre haber ganado las elecciones de 2020 en las semanas posteriores al sufragio— sin duda no motivan a los electores indecisos a votar por el exmandatario.
Por tal motivo, los aliados de Trump se mostraron aliviados de que las preguntas iniciales en el debate contra Biden de la semana pasada no fueran sobre el ataque al Capitolio, que Trump sigue defendiendo, sino sobre la economía.
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Un juicio breve podría volver a centrar la atención en lo que ocurrió ese día en Washington. Pero el equipo jurídico de Trump ha demostrado gran habilidad para postergar la solución de problemas lo más posible y puede que este no ocurra antes de las elecciones. Y aunque sí suceda, todavía falta mucho para que se lleve a cabo un juicio real relacionado con el comportamiento de Trump para permanecer en el poder.
En todo caso, la esperanza de que suceda ese juicio abreviado podría ser la mejor opción para los demócratas que buscan seguir destacando la conducta de Trump para socavar las elecciones.
“Cuando Trump trató de anular los resultados de unas elecciones que perdió en 2020, ese no fue el acto oficial de un presidente”, declaró el gobernador demócrata de Illinois J.B. Pritzker, en un comunicado. “Fue el acto de un narcisista despótico que intentó derrocar nuestra democracia con tal de aferrarse al poder, y tiene que dar cuenta de sus obras”.