Pluma invitada

Enfrentando a una hidra

Si se construye bien, todo perdura.

Guatemala se enfrenta a serios problemas, algunos recurrentes y otros no. Estos van desde las dificultades en Puerto Quetzal y el Aeropuerto Internacional La Aurora hasta la destrucción de nuestra red vial por las lluvias, para mencionar solo tres. A los anteriores se les suma el desastre que son nuestros sistemas de educación, de salud, de seguridad y de justicia. Con cada problema que se intenta resolver, surgen nuevos. Por supuesto, todo lo anterior es consecuencia de las pésimas y corruptas administraciones anteriores. Ellos son los principales responsables. Lastimosamente, parece que nadie los investiga, para lograr que rindan cuentas.

Parece que el gobierno de Semilla no es un equipo integrado.

Realmente es como si Guatemala se enfrentara a la mitológica Hidra de Lerna. Era una criatura que habitaba en el lago de Lerna y guardaba la entrada al inframundo. Tenía la forma de serpiente de múltiples cabezas y tanto su veneno como su aliento eran mortales. Su característica más importante era que si se cortaba una de sus cabezas, se regeneraban dos nuevas en su lugar. Hércules fue encomendado de destruir a la Hidra y, finalmente, lo logra con la ayuda de su sobrino Iolaus. Cada vez que Hércules cortaba una de las cabezas del monstruo, Iolaus cauterizaba el cuello con fuego, impidiendo así que se regeneraran las nuevas cabezas. La lección que se aprende del relato mitológico es que, para resolver un problema, es necesario darle una solución definitiva, y para ello es necesaria la colaboración de los involucrados.

Todos sabemos que las administraciones anteriores provocaron la Hidra que enfrentamos hoy.  Su falta de atención a los problemas y el no resolverlos de manera definitiva causaron que el número de problemas sea cada vez mayor y cada vez más intensos. Sin embargo, el partido Semilla también ha fallado, y no puede alegar desconocimiento. Durante la campaña electoral y el período de transición, debió conocer todos estos problemas de antemano. Creímos que sería un gobierno proactivo y hubiésemos esperado que al menos tuviesen varias propuestas de soluciones definitivas. Lastimosamente, igual que con la Hidra, no podemos eliminar un problema solo cortando la cabeza, es necesario “cauterizar el cuello” para que la solución sea definitiva.

Hoy tenemos un gobierno que venció en las elecciones prometiendo un cambio, una nueva primavera, pero ahora parece estar estático y poco preparado para gobernar. Da la impresión de que muchas de sus decisiones son en función de las opiniones expresadas en las redes sociales. Existe una ausencia de liderazgo en afrontar los problemas medulares y tiende cortinas de humo para que no nos percatemos de su falta de resultados.

Para acabar con la Hidra, Hércules necesitó de la participación de su sobrino Iolaus. Fue un trabajo en equipo con funciones bien distribuidas y ejecutadas. En cambio, parece que el gobierno de Semilla no es un equipo integrado. Las sustituciones en el gabinete así lo indican.  Adicionalmente, se presenta a un presidente que debe involucrarse personalmente en todo.  ¿Acaso su gabinete no puede tomar decisiones? La iniciativa de dividir en tres al Micivi es solo una prueba más de la incapacidad de dirección del ministro de turno. Bastaría con designar viceministros capaces por cada una de las áreas y que todos le reporten al ministro. Pero igual que con todas las administraciones pasadas, la palabra clave es “capaces”, y eso es precisamente lo que falta en todo nuestro aparato burocrático.

Si se construye bien, todo perdura, y así lo demuestra el puente de Los Esclavos, de casi 400 años. Si los trabajos se otorgan por mérito y no por compadrazgo, los resultados son definitivos y permanentes.

ESCRITO POR:

Carlos R. Paredes

Consultor en desarrollo institucional y empresarial. Máster en Economía Aplicada y Administración de Negocios. Ingeniero Mecánico Industrial. Exdirector ejecutivo del Campus Sur UVG. Exdecano de la Facultad de Ingeniería UVG. Catedrático universitario.