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Fuertes divisiones entre Netanyahu y el ejército israelí salen a la luz

El portavoz jefe de las fuerzas armadas hace pública su frustración por la incapacidad del primer ministro israelí de avanzar en un plan para gobernar Gaza en la posguerra.

El contralmirante Daniel Hagari, portavoz jefe de las fuerzas armadas israelíes, en el centro de Gaza, durante una visita que el ejército ofreció a periodistas internacionales en enero. (Foto PRensa Libre: Avishag Shaar-Yashuv para The New York Times)

El contralmirante Daniel Hagari, portavoz jefe de las fuerzas armadas israelíes, en el centro de Gaza, durante una visita que el ejército ofreció a periodistas internacionales en enero. (Foto PRensa Libre: Avishag Shaar-Yashuv para The New York Times)

Durante meses han circulado informes sobre las crecientes divisiones entre los militares israelíes y el primer ministro Benjamín Netanyahu sobre la dirección de la guerra en Gaza. Esta semana, esas desavenencias salieron a la luz.

Comenzaron con unos comentarios inusualmente directos del portavoz jefe de las fuerzas armadas, el contralmirante Daniel Hagari, quien en una aparente refutación a las repetidas promesas de Netanyahu de “victoria absoluta” sobre Hamás, dijo: “La idea de que es posible destruir a Hamás, hacer que Hamás desaparezca, es embaucar al público”.

En una entrevista con el Canal 13 de Israel emitida el miércoles por la noche, añadió: “Si no llevamos algo más a Gaza, al final acabaremos con Hamás”.

Eso provocó una rápida réplica de la oficina de Netanyahu, que dijo que el gabinete israelí había establecido “la destrucción de las capacidades militares y de gobierno de Hamás” como uno de los objetivos de la guerra, y que el ejército israelí estaba “por supuesto comprometido con ello”.

El vaivén público reflejó las crecientes divisiones entre Netanyahu y su cúpula militar —así como con sus aliados, incluido Estados Unidos— en el noveno mes de guerra. Netanyahu se ha enfrentado a crecientes críticas del gobierno de Joe Biden y de miembros de su propio gobierno por no especificar quién llenará el vacío provocado en Gaza por la devastadora campaña del ejército israelí contra Hamás.

Desde el ataque dirigido por Hamás el 7 de octubre, Netanyahu ha prometido que la guerra no terminará hasta que Israel destruya al grupo armado. Sin embargo, los altos mandos militares israelíes, como el almirante Hagari, han evitado en general esa retórica.

En la entrevista emitida el martes, Hagari indicó que podría llevarle mucho tiempo construir una alternativa para Hamás en Gaza, y dijo que el grupo era “una idea” además de un movimiento político que estaba “plantado en los corazones de la gente”. Pero no había camino para debilitar a Hamás a largo plazo sin una alternativa, repitió.

Mientras tanto, los palestinos de Gaza se enfrentan a una creciente anarquía. Sin policía que imponga la ley y el orden, bandas armadas atacan y desvalijan los convoyes de ayuda. Los servicios públicos, como el recojo de basura, apenas existen. Las escuelas llevan cerradas desde el comienzo de la guerra.

La seguridad es tan mala, sobre todo al sur de Gaza, que miles de toneladas de ayuda humanitaria, que se necesita desesperadamente, han quedado varadas en el lado de Gaza del principal paso fronterizo israelí, incluso después de que las fuerzas israelíes detuvieran las operaciones de combate diurnas esta semana. Los grupos de ayuda señalan que es demasiado peligroso recuperar y entregar los productos.

Las declaraciones del almirante Hagari reflejan la creciente preocupación entre los líderes militares israelíes por la posibilidad de que se les asigne la responsabilidad de administrar Gaza, dijo Amir Avivi, un general de brigada israelí retirado que preside un foro de exoficiales de seguridad.

“Eso es lo último que quieren”, dijo el general Avivi, quien apoya el control israelí a largo plazo en el enclave.

Algunos de los altos mandos del ejército, creyendo que los principales objetivos de la guerra se habían alcanzado en la medida de lo posible, estaban deseosos de dar por concluida la campaña en Gaza para centrarse en las crecientes tensiones con Hizbulá, el grupo armado libanés, en la frontera norte del país, dijo el general Avivi.

Pero hay poco consenso sobre lo que debería venir después de Hamás. Funcionarios de EE. UU. dicen que quieren instalar al rival de Hamás, la Autoridad Palestina, que administra algunas zonas de Cisjordania ocupada. Netanyahu y sus aliados de extrema derecha han descartado esta posibilidad.

Las diferencias con el estamento de defensa llevan meses latentes. En enero, Yoav Gallant, ministro de Defensa israelí, propuso un plan de posguerra según el cual Israel mantendría el control militar de las fronteras de Gaza mientras un grupo multinacional supervisaba la reconstrucción y el desarrollo económico. Esta propuesta, considerada en general como una provocación, no prosperó.

Gallant, en un discurso pronunciado el mes pasado, dijo que la indecisión de Netanyahu estaba llevando a Israel inexorablemente hacia dos resultados poco atractivos: o un régimen militar israelí en Gaza o el retorno de Hamás al poder.

“Pagaremos con sangre y muchas víctimas, sin ningún propósito, así como con un alto precio económico”, dijo entonces Gallant.

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