Meta humanos

La pregunta que todos los guatemaltecos deben hacerse

El Agua y el Aire nos conectan a todos, sin distinción.

¿Por qué los guatemaltecos estamos destruyendo el Aire y el Agua y con ello destruyéndonos a nosotros mismos?


Esta pregunta, simple y esencial, debe hacerse en todos los centros educativos, en todas las empresas, en las iglesias, en las municipalidades, en la Corte de Constitucionalidad, en el Congreso e incluso en nuestras casas.


La calidad del Aire y del Agua en Guatemala ha llegado a niveles de contaminación tan severos que vale la pena enterarnos a qué nos estamos exponiendo, todos, sin excepción.


Cada uno de nosotros inhala y exhala entre cinco y seis litros de aire por minuto y cabe mencionar que el Agua que consumimos no es solo la que bebemos sino también la que viene dentro de todo lo que comemos. Por ejemplo, una lechuga contiene el 97% de Agua; una papa es 80% Agua y un pedazo de carne contiene 70% de Agua — poca gente está consciente de esto.


El Aire que estamos respirando hoy en Guatemala está cargado de dióxido de carbono y metano debido a la destrucción y quema de bosques, al desmedido tráfico y a la práctica “normalizada” de quemar la basura.


Simultáneamente, el Agua del 95% de ríos y lagos en Guatemala está siendo contaminada con patógenos y metales pesados sin que estemos conscientes de que buena parte de nuestros alimentos está regada con agua contaminada. ¡Alarmante!

Nos toca elegir, individual y colectivamente, qué vamos a hacer con nuestro Aire y
nuestra Agua.


La bolsita de agua de la tienda, los empaques del súper, el duroport de la refacción, los plásticos de un solo uso, las toallas sanitarias, los desechos bioinfecciosos, los pañales desechables, las baterías, los laminados, los agroquímicos, los escombros de las obras de construcción… la mayoría de los desechos diarios generados por 18 millones de guatemaltecos, desde sus casas, empresas, industrias y fincas, están desembocando directa e indirectamente en nuestras fuentes de Agua: ríos, lagos y mantos freáticos.


Todo desecho, si no está bien manejado, termina en uno de los 2,400 vertederos a lo largo de las 38 grandes cuencas, de las cuales 18 drenan al Pacífico, 10 al Golfo de México y 10 al Atlántico.


Sin acciones drásticas a nivel nacional e individual, todo lo que hace a Guatemala hermosa, se acabará.


Nos urge educación ambiental, políticas públicas que prioricen y protejan nuestra Agua, infraestructura gris e infraestructura verde para recuperar nuestros ecosistemas y hacer del reto de limpiar Guatemala un ejercicio nacional que nos permita unirnos con inteligencia colectiva para trabajar juntos enfocados en un objetivo común. La contaminación es un reto compartido que nos exige trabajar a todos los sectores juntos.


Cada guatemalteco tiene en sus manos la decisión de seguir siendo parte del problema o enfocarse en ser parte de la solución. Esto comienza desde nuestras decisiones de consumo, toma en cuenta el manejo de desechos que tenemos en casa, y considera la organización comunitaria y municipal para lograr construir un sistema integrado de manejo de desechos. Los resultados nos demuestran lo mal que hemos administrado nuestros recursos vitales.


Desde una perspectiva más positiva es importante remarcar que hoy sabemos más que ayer; estamos un poco más conscientes de que haber ignorado y abandonado los temas estructurales de Guatemala hasta el momento fue un error con graves consecuencias. Dicho esto, es importante que nos demos cuenta de que este no es el único camino; no estamos condenados a seguir operando desde la ignorancia. Hay otros caminos posibles, más lógicos y sensatos. Nos toca elegir, individual y colectivamente, qué vamos a hacer con nuestro Aire y nuestra Agua; recursos que son vitales para todos. El Agua y el Aire nos conectan a todos, sin distinción

ESCRITO POR:

Emilio Méndez

De espíritu libre y provocador, Emilio Méndez ha sido clave en la transformación de la marca Saúl E. Méndez. Autodidacta y viajero incansable, Emilio ha logrado un inusual balance entre pensamiento global y sabor local.

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