Escenario de vida
Quince años de esfuerzo y compromiso
Son los residentes de cada lugar que visito los que han venido llevando la voz cantante de las maravillas que realizan.
Hace quince años me nació la inquietud de realizar un programa televisivo con el nombre de Los secretos mejor guardados que se enfocara en el tema ambiental, cultural y ecológico, con proyectos positivos en comunidades de las que pudiésemos aprender todo lo positivo y exitoso que se da en el área rural. Me encontré con infinidad de organizaciones, empresas, fundaciones y asociaciones ambientalistas con fascinantes proyectos productivos, ecológicamente sostenibles, y descubrimientos arqueológicos sobre civilizaciones milenarias.
Quienes se encargan de quemar los bosques o destruir los recursos naturales, lo único que hacen es destruirse a sí mismos.
Así nació esta serie que luego me llevó a filmar fuera de nuestras fronteras por Norte, Centro y Sudamérica, Europa, Asia, el Ártico y África, por lo que, a lo largo de 15 años, he podido recorrer cinco continentes con experiencias fructíferas, pero sin olvidar mi terruño, Guatemala. Mi bello país, al que le dedico todo mi amor, y la mayor parte de mis producciones son el centro de mi atención.
¿Qué me ha movido? Mi afán por dejarle a nuestros hijos y nietos un mundo aún vivible. Es mi afán por acercar el modo de vida de pueblos y comunidades al seno de los hogares. El verdadero sentido de realizar esta serie ha sido el de concientizar, educar y poner en el mapa el tema ambiental y cultural, pero de una forma en que las historias cobrasen vida y al mismo tiempo entretuvieran al televidente. Son los comunitarios, los lugareños o residentes de cada lugar que visito los que tienen la voz cantante de las maravillas que realizan; voces que de otra manera estarían en silencio. En vez de enfatizar lo negativo, les permito contar sus historias de éxito para que puedan ser replicadas por otros.
No muchos de mis lectores sabrán que antes de hacer el gran esfuerzo de penetrar en los rincones más alejados de Guatemala para cubrir proyectos grandes o pequeños que realizan las personas de las comunidades ya llevaba tiempo produciendo programas de televisión. Casi desmayo al ver que 45 años de lucha contigua habían pasado.
Los programas que hemos filmado en diferentes países, incluyendo Guatemala, han sido muchas veces cuesta arriba. Conseguir quien crea en uno, que quieran financiar los programas y que estén de acuerdo con nuestra filosofía ambiental, cultural y educativa no ha sido fácil. Mantenernos al aire estos 15 años de la serie ha sido todo un reto.
Muchas veces he dicho que todos los que vivimos en este planeta debiéramos llamarnos “ecologistas o ambientalistas”, y ser amorosos con nuestro planeta, conservando los recursos que nos brinda la madre Tierra, ya que es la única casa que tenemos para vivir. Necesitamos de la biodiversidad, de la fauna, de la flora, de los bosques, los ríos y mares, y de los exuberantes manglares que nos cobijan contra huracanes y tormentas. Por ende, quienes se encargan de quemar los bosques o destruir los recursos naturales, lo único que hacen es destruirse a sí mismos.
Un nuevo capítulo está por comenzar, con nuevos programas, nuevos brillos, nuevos protagonistas en historias tanto guatemaltecas como las que encontramos en el otro lado del charco. Y seguiremos recorriendo Guatemala y el planeta en forma de trotamundos, para descubrir secretos mejor guardados que están ocultos en cuevas, callejuelas y en rincones de pequeñas y grandes ciudades, en bosques, pueblos y aldeas, en calles empedradas, o en las costas donde quizás nos hable el propio río, el mar, o donde nos canten las ballenas.
Invito a mis queridos lectores a sintonizar esta noche por Guatevisión, a las 9.30 de la noche, un Super Especial de 50 minutos de duración producido por mi talentoso hijo Andrés de Paz. Allí averiguarán cómo empezó todo.